JUICIO PERLA NEGRA
El exalcalde de Portillo dice que el polígono "no es fantasma" y es "una realidad muy factible"
Empresas como Gescoex, Transportes Pasalodos, Iberdorla Inmobiliaria, Restaurante Felu o Aran Packaging se interesaron por el proyecto
Antonio Sevillano, alcalde socialista de la localidad vallisoletana de Portillo entre 2003 y 2011, defendió este martes en el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Valladolid por el caso ‘Perla Negra’ que el parque empresarial de Portillo sigue siendo, a día de hoy, “un proyecto muy interesante para el pueblo”. “Se ha dicho que es un polígono fantasma, que es fallido, que es un disparate… pero todo eso es injusto e irreal. Aún puede desarrollarse cuando la propiedad considere; está en una ubicación y un entorno muy buenos. Quizá las fases en que se puede desarrollar han variado, pero sigue siendo una realidad muy factible. Los terrenos están ahí”, defendió.
En declaraciones al letrado de Francisco Esgueva, Sevillano explicó que desde que tomó posesión como alcalde en 2003, uno de sus principales objetivos fue “atraer inversión privada para desarrollar un polígono industrial en el pueblo”, puesto que era una de las necesidades que habían detectado, ante la “total ausencia” de suelo industrial en el municipio.
“Era un momento en el cual muchas empresas tradicionales o históricas de Valladolid buscaban ubicación fuera de la ciudad y los enclaves más cercanos empezaban a ser prohibitivos económicamente, y eso nos permitía atraer a algunas empresas que podían crear puestos de trabajo y riqueza. Además, varios empresarios locales se planteaban modernizar o ampliar sus empresas y la Junta acababa de convertir en autovía la actual A-601, y eso nos convertía en una ubicación muy buena para intentar desarrollar con éxito un polígono”, detalló en declaraciones recogidas por Ical.
Con ese afán, el exalcalde contactó con el que entonces era director general de Industrias San Cayetano, Luis Ángel Rodríguez, ubicada en Aldeamayor de San Martín, en el límite con Portillo, “para tantear la posibilidad de desarrollar proyectos así” en su municipio. Inquirido por el abogado de este último, para quien el Ministerio Fiscal pide 10 años y seis meses de cárcel, 21 años de inhabilitación para recibir subvenciones y contratar con la administración y 7 años de inhabilitación para ejercer cargo público, Sevillano reconoció que la “voluntad” de poner en marcha el parque empresarial en Portillo fue suya. “Yo no podía iniciar algo así, pero tuve la voluntad como alcalde”, reconoció, antes de señalar que fueron varios los interesados en desarrollar allí suelo industrial, así como suelo residencial, una opción, esta última, que desde el Consistorio no tenían “tan clara”.
Respecto a las entidades que manifestaron de forma expresa su interés por ubicarse allí, el responsable de la dirección técnica interna del parque, Juan Carlos Lebrato, señaló en su declaración que algunas de las empresas que mostraron “interés serio” por la posibilidad entre 2007 y 2008 fueron Gescoex (dedicada a la logística internacional), la compañía de Portillo Transportes Pasalodos, que precisaba “una campa para sus camiones”, o el Restaurante Felu, que “estaba muy interesado en gestionar la zona dotacional, donde estaba prevista una gasolinera, un hotel y un restaurante”.
En ese sentido, explicó que en 2008 asistió en Madrid al Salón de Espacios Empresariales, Comerciales, Logísticos e Industriales (Sein), donde se presentó el parque empresarial de Portillo a nivel nacional y hubo varios contactos con empresas interesadas, como “Iberdorla Inmobiliaria y otra firma de reciclado de plásticos” y posteriormente en el Salón Internacional de la logística y de la Manutención de Barcelona (SIL) mostró interés una empresa de gestión de residuos sanitarios y trabó el primer contacto con Laura Martínez, de ADE Empresas, en nombre de la Junta de Castilla y León. “Ella buscaba suelo industrial disponible para poder ubicar empresas europeas en Castilla y León, en concreto en la provincia de Valladolid”.
Con ella, según narró Lebrato, mantuvo dos reuniones más, uno de ellos para intermediar con Aran Packaging, una empresa israelí ahora instalada en Villanubla, que “a través de ADE buscaban una nueva ubicación”.
“Desarrollábamos proyectos integrales analizando las necesidades que tenían las empresas que buscaban instalarse. Se hacía un estudio previo, una valoración previa de suelo y ubicación, no se hacían contratos de compra venta”, señaló Lebrato, antes de reconocer que en todos esos contactos, la necesidad de las empresas era para instalarse “a corto plazo”, algo que no era posible en Portillo “porque la gestión urbanística no estaba finalizada para poder lograr que el suelo fuera finalista para poderse instalar”.
La inversión de Euronit
Según relató en su comparecencia en el juzgado, Juan Carlos Lebrato fue el responsable de la dirección técnica interna y de la supervisión de obra en la ejecución del plan empresarial que el parque tenía firmado con Euronit, Fachadas y Cubiertas, la antigua Uralita. Ellos adquirieron un terreno de 80.000 metros cuadrados, “un proyecto integral que contemplaba la ejecución de un edificio industrial de unos 18.000 metros cuadrados, con más de 2.000 metros para oficinas”. La compra del suelo, que suponía en torno a un 10 por ciento de la totalidad del suelo previsto en el parque, la ejecución y tramitación de licencias y permisos, y de ingeniería, proyectos y demás, supuso para el parque una facturación aproximada que rondaba los 9 millones más IVA.
“Uno de los condicionantes de ese proyecto era el plazo, dado que la actuación urbanística del parque empresarial estaba en trámite y no había finalizado, se gestionó una autorización de uso excepcional de suelo rústico para poder iniciar las obras y la implantación de la empresa”, explicó.
En ese sentido, entre las actuaciones que se desarrollaron para la implantación de Euronit se realizó un marcado de viales principales, rotondas de acceso a diferentes zonas, acometida de gas, acometida de fibra óptica y telefonía, y una primera línea de media tensión que dio suministro eléctrico a la ejecución a obra de Euronit. Asimismo, desde 2006 se gestionó una línea eléctrica de alta tensión, con inicio a la entrada del parque tecnológico de Boecillo, hasta el parque empresarial de Portillo, en una futura subestación que alimentaría a toda la actuación. Esa traída de energía a lo largo de unos 12 kilómetros fue costeada en su totalidad por el parque empresarial de portillo, con un coste aproximado de tres millones y medio más impuestos, según explicó.
Por su parte, el exalcalde de Portillo señaló que el único contacto que mantuvo con la Junta para impulsar el desarrollo del parque empresarial fue “en lo pertinente a los pasos de calificación a través de la comisión territorial de urbanismo”. Sí admitió que la entrada en el proyecto de Euronit supuso para él “la garantía plena de que ese polígono era real y se iba a desarrollar”, y apuntó que al conocer, al final de su mandato, que “había posibilidad de que la Junta formara parte del polígono industrial de Portillo”, le alegró “enormemente”. “En ese momento el polígono no se iba a desarrollar en un corto plazo, pero el hecho de que se involucrara una administración pública para mí era garantía de que cuando se volvieran a dar las circunstancias propicias, ese polígono se iba a desarrollar. No entiendo por qué no se ha desarrollado en épocas posteriores, sería una buena forma de invertir en la zona rural”, defendió.
En la jornada de hoy también prestaron declaración Julio Antonio Lebrato (padre de Juan Carlos Lebrato), que reconoció haber presentado a Luis Antonio Recio a los gestores del parque empresarial de Portillo, por si él tenía interés en participar en el proyecto; y Félix Toral, responsable del Restaurante Felu, que reconoció el interés que tuvieron por hacerse cargo de la parcela dotacional que estaba prevista en el polígono para instalar allí un restaurante, un pequeño hotel y una gasolinera. "Nos gustó todo el proyecto, era muy ilusionante y de palabra acordamos que estábamos interesados cien por cien en llevar eso”, comentó.