DESESCALADA
«No tiene nada que ver Valladolid con Mayorga, aquí no hay aglomeraciones»
Estar sin casos de Covid-19 durante 14 días permitirá a las zonas básicas de salud de Esguevillas, Alaejos y Mayorga, en Valladolid, iniciar la desescalada el lunes. Como estas zonas, hasta 26 en Castilla y León esperan el visto bueno del Gobierno para su vuelta a la normalidad
Castilla y León quiere comenzar su desescalada el próximo lunes , 11 de mayo, por zonas básicas de salud. 26 áreas libres de coronavirus durante, al menos, catorce días serán las primeras en verse inmersas en la ‘fase uno’, si el Gobierno central aprueba la propuesta de la Junta.
La idoneidad de estas demarcaciones , y no las provincias, como unidad mínimas para iniciar la ‘nueva normalidad’ atiende a que por ser pequeñas, rurales, dispersas y poco pobladas permiten evitar nuevos rebrotes del coronavirus y, además, la Junta cuenta con ellas al sumarse una delimitación sanitaria, implicación de los habitantes, compromiso de alcaldes y ayuntamientos y la posibilidad de que haya un mayor control de la movilidad.
La provincia de Valladolid alberga tres de estas ‘zonas verdes’ , sin casos nuevos en siete días -y potencialmente tampoco en 14, otro de los criterios de la Junta- , estas zonas son Mayorga de Campos, Alaejos y Esguevillas de Esgueva . Todas ellas acumulan una incidencia acumulada de 23 casos, 17 y 15, respectivamente, durante toda la crisis del coronavirus fueron anunciadas el pasado lunes, 4 de mayo, por la consejera de Sanidad, Verónica Casado, como la vanguardia de la desescalada.
Los 32 municipios que abarcan estas zonas básicas, con cerca de 8.500 vecinos, muestran dudas sobre el cambio de fase. Algunos alcaldes tienen miedo a un posible «efecto llamada» , como aseguraron ayer a este periódico, que llene de gente el pueblo.
El control de movilidad entre municipios , según señaló ayer Casado, pasa porque el Gobierno apruebe la propuesta de la Junta , que como ya adelantase ella misma el martes, se tendrán que reunir con el Ejecutivo central para fijar las bases concretas, entre otros apartados, de este punto que tantas reticencias levanta, también en el Gobierno de la nación.
Aún así la consejera pidió prudencia y responsabilidad pare evitar episodios como los vividos antes del día 14 de marzo, en las que muchos habitantes de otras comunidades y de Castilla y León se movieron por toda la Comunidad a las segundas residencias de muchos pueblos. La responsable de Sanidad reiteró que todas las administraciones vigilarán porque se cumpla las medidas .
ESGUEVILLAS
La Zona Básica de Salud de Esguevillas de Esgueva mantuvo ayer limpia su lista de afectados por Covid-19. No suma ningún caso desde hace más de dos semanas. Se trata de un área que agrupa a 13 municipios del Valle del Esgueva, con 1.896 tarjetas sanitarias.
Los vecinos se toman lo del desconfinamiento con la misma tranquilidad que pasan la cuarentena, si bien la alcaldesa, Rosa Ana Alba, reconoció, en respuesta a este periódico «un cierto temor» por parte de los más mayores. «Este es un pueblo con una amplia mayoría de población de riesgo». La avanzada edad de gran parte de los vecinos ha propiciado que el encierro se haya llevado «con mucha responsabilidad».
Un comportamiento que han respetado los familiares que residen en otras localidades, que «no han acudido al pueblo ni de visita».
Así, el Ayuntamiento prevé tomar «alguna medida» de cara al posible desconfinamiento del lunes , como la obligatoriedad del uso de mascarillas en las zonas comunes o la limitación de llegadas ‘masivas’. «Estamos estudiando dictar algún bando para prohibir el uso de segundas viviendas», afirmó Alba.
La coordinadora del Centro de Salud, Míriam Ortega , también atribuyó al respeto de las normas el bajo índice de contagios, que sólo registró algunos casos al inicio de la pandemia. En cuanto al inicio o no del desconfinamiento, «aún no nos han informado de nada», aseguró. «Las pautas se están cumpliendo, y ahora estamos distribuyendo material sanitario y efectuando los test que ya hemos recibido de acuerdo a la cifra de población». Las autoridades sanitarias continuarán efectuando test, «comenzando por los sanitarios y los servicios públicos».
Los vecinos de Esguevillas , un pueblo de 345 habitantes , se muestran optimistas ante la expectativa de que estos sean los últimos días de reclusión. «Aquí no nos aburrimos, el único pesar es que hace un montón que no hemos podido ver a nuestra hija ni a nuestro nieto», asegura María Ángeles García mientras se acerca a charlar con su marido, Julio Rojo, al taller doméstico, garaje a la vez, donde él pasa gran parte del tiempo libre haciendo un sinfín de manualidades.
María Ángeles encuentra a Julio reparando un taburete para su nieto. Él guarda en por los rincones del taller algunas de sus obras: una réplica del ayuntamiento del pueblo, otra de la fuente de la plaza… «En el pueblo estamos tranquilos» , asegura él, «porque si te cruzas a alguien por la calle y te pones a hablar, sabes que no tiene el coronavirus». Y es que «como la gente sale poco, incluso en condiciones normales, no le ha dado oportunidad de propagarse».
Frente a su garaje nace una estrecha calle donde permanece abierto el único supermercado de la localidad. ‘Alimentación Simón’, dice el rótulo. A la puerta, llama la atención la separación de la gente. Dos metros, o más, escrupulosamente guardados.
Un cliente, joven para la media de edad del pueblo, asegura que la cuarentena se pasa mejor en el pueblo. Francisco Airas, de 40 años, va todos los días a Valladolid a trabajar y vuelve. «Lo importante es guardar allí tantas precauciones como aquí» , afirma. «En mi empresa son obligatorias las mascarillas, guantes, darse geles, guardar dos metros de distancia… Hay mucha seguridad». Él cree que el desconfinamiento, en Esguevillas, se llevará «con toda la tranquilidad pero respetando mucho las normas».
Las hermanas Simón, Mercedes y Chon, regentan el supermercado con una campechanía que salta al oído en cuanto devuelven el saludo. Han tenido que cumplir las estrictas normas sanitarias impuestas por el confinamiento. «Al principio contábamos con muy poca información y sin material, hemos tenido que buscarnos la vida» , relatan. «La gente del pueblo se ha volcado y nos ha ayudado, vecinos que nos han facilitado mascarillas, por ejemplo».
Ellas hablan de «gente de Fasa» que ha fabricado mascarillas, de Julito (el del taller), de Maite, María, de Isidro, el alguacil… «a todos ellos queremos dar las gracias porque nos han ayudado mucho». En cuanto al bajo número de contagios, lo atribuyen, con humor, a algún fenómeno local: «Quizá sea el agua, o el cola-cao que tomamos aquí… Habrá que estudiarlo» , comentan, a la vez que llaman a todos a la prudencia, porque «no hay que confiarse».
Eso sí, reconocen un efecto positivo que ha tenido para ellas la cuarentena: «La gente no se atrevía a ir al supermercado de la ciudad y nosotras hemos vendido más. En este caso nos ha venido mejor a nosotras en lo económico. Otras veces no es así, unas veces por otras».
MAYORGA
Al norte de la provincia de Valladolid, en Tierra de Campos, se encuentra la zona básica de Mayorga de Campos, con 3.039 habitantes y 13 pueblos -uno de ellos, Izagre de León-. Ha habido miedo durante esta pandemia, aunque el espíritu de resistencia y ganas de salir de esta se resume con la comparación entre sus fiestas más características y la situación actual «el Vitor seguirá que la mascarilla la llevamos», comenta Raquel. El cuartel general contra el coronavirus en Mayorga de Campos se encuentra en su centro de salud, con sus facultativos como abanderados en la brega diaria por mantener a cero los contagios en la zona.
En su ambulancia bajan parte de ellos, para cambiar de turno. Son Teo, Gema, Maribel y Jesús ,‘Susi’, parte del equipo de seis enfermeras, siete médicos, ocho técnicos de ambulancia, que junto a la administrativa y la matrona, atienden con esmero a la comarca.
«La gente tiene mucho miedo, han bajado las Urgencias» , confiesan, aunque también reconocen el esfuerzo de sus vecinos por guardar el confinamiento. Sobre la apertura de ‘su zona’ estos trabajadores parecen de acuerdo, pero tienen dudas de un efecto llamada.
Camino es una de las partes importantes de este «equipo», como ella lo define, y explica que «nos hemos metido una paliza y hemos tenido test». Asimismo, explica que hubo gente que se desplazó a la zona y cuenta como en Villalba de la Loma, pasando una revisión se encontró a pacientes que no conocía.
Al ser preguntados desvelaron su procedencia: «soy de Madrid, soy de Burgos, soy de Asturias» , explica. Ante esto, la enfermera les espetó: «¡La madre que os parió que os cargáis al pueblo y nos dejáis sin letrero!». Aunque han resultado negativos y han estado encerrados -los vecinos del pueblo se lo ratificaron-, asegura: «pero bueno, yo les eché la filípica».
Sobre la carga y preocupación desvela «aquí nos hemos derrumbado todos. Hay días que venía llorando y decía: Dios mío que no me pase nada. Con lo fumadora que yo soy, el bicho haría viguerías conmigo». Pese a ello, tras la pruebas que ha recibido, asegura que es inmune a la enfermedad y comenzará a donar sangre para extraer plasma y buscar una cura .
Desde Mayorga la red solidaria de vecinos se puso en marcha para comenzar a movilizarse para confeccionar mascarillas, buzos, batas, equipos de protección individual (EPI), pantallas protectoras, cubre orejas; un verdadero arsenal de provisiones para han llegado a exportar.
Sus EPIs , elaboradas por medio centenar de personas , han traspasado la frontera de Valladolid hasta la vecina León, también ha llegado a hospitales de Madrid, como La Paz o Puerta de Hierrro, o también hasta Valencia. Todo gracias a hijos del pueblo que han llevado consigo el saber hacer de su gente y sus ganas de echar una mano, que eso siempre viene bien y en esta comarca de Tierra de Campos parecen bien dispuestos.
Hasta 6.000 mascarillas han salido de la antigua ferretería , que colinda con una peluquería, y que ahora aloja el material a buen recaudo. Laura, peluquera y colaboradora señala el aluvión de donaciones, «tenemos tanto dinero que no sabemos que hacer con él». Podría ser un problema, pero hay muchos frentes que cubrir.
«No tiene nada que ver Valladolid con Mayorga, aquí no hay aglomeraciones» . La baja densidad de población es uno de los factores claves para el desconfinamiento.
Destacada también es la figura de Villalán de Campos, 33 tarjetas sanitarias , aunque según comentan apenas «duermen ocho personas», aunque ahora son 22.
En la entrada del pueblo se ve a un matrimonio laborar en su huerto y en medio del pueblo, cerca de su torre múdejar y casa rural, el pescadero y el panadero convergen con sus furgonetas para vender el género. El maestro albañil Tonín, natural de Ceinos de Campos, hace acopio de pan para sus gallinas, perros y gatos y de pescado. En el improvisado zoco, el alcalde y los vecinos explican que pese a no haber casos han mantenido el confinamiento. Eso sí, a las ocho se reúnen para aplaudir a los sanitarios, pero con un bolsa de basura, por si pasa la Guardia Civil.
ALAEJOS
En las Tierras de Medina del Campo se encuentra la zona básica de salud de Alaejos , con 3.310 tarjetas . De la misma forma que Mayorga, el martes reapareció un caso en el mapa, haciendo que se cayesen ambas del ‘verde’. Pese a ello, ambas siguen dentro del plan. Además, en el caso de Alaejos, según explica la facultativa María Jesús Hervada, este nuevo positivo viene de Castronuño, uno de los municipios que concentra varios casos.
No solo la baja población de las zonas rurales ha hecho que rocen casi el 0 en casos, la ausencia de residencias de mayores, como en Alaejos, hace que no haya focos en estos centros , que son de los principales núcleos de ataque del corronavirus . Los comercios también han sufrido lo suyo, en un carnicería de Alaejos, su dueño comenta que tras cancelarse la Semana Santa, cerrar la hostelería y dejar de ir gente los fines de semana, la caja ha caído un 50%.
Cada pueblo tiene sus héroes, heroínas en este caso, como partes visibles de la cadena que se ha puesto en marcha en la zona para hacer mascarillas. Celestina y Marian son dos de los rostros de esta cadena humana. Unas cosen, otras buscan material y otras distribuyen. Sin importar cantidad -coinciden en ambas zonas que es difícil sacar una cifra exacta- sus mascarillas han llegado al Hospital de Medina del Campo y a Valladolid. La solidaridad y las ganas de vencer se resume dentro de la bandera que luce en el balcón del ayuntamiento: «Todo va a salir bien» . Sea pues, y prudencia, como dice la consejera de Sanidad.