POLÍTICA
Maroto dice que el Gobierno ofrece Castilla y León a Nissan ante la posible deslocalización por el Brexit
«El Brexit también genera oportunidades y estamos trabajando con José Vicente de los Mozos y Nissan en un proyecto industrial atractivo para las plantas de la Comunidad y Cataluña»
El Brexit «genera incertidumbres», pero, a ojos de la ministra de Industria, Comercio y Turismo en funciones, Reyes Maroto, «también puede atraer oportunidades». Y «hay que aprovecharlas todas», sostuvo, apuntando de forma directa a la posibilidad de que Nissan decida trasladar al final la producción de los modelos Qashqai y del Juke de su planta de Sunderland (Reino Unido) a España, concretamente a las plantas de Castilla y León porque el Qashqai comparte plataforma con el Kadjar, que se frabica en Palencia, y la del Juke tiene muchas similitudes con el Captur de Valladolid, tal y como publicó EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN.
Aunque aclaró que en este asunto, «hay más ruido que hechos», dado que Nissan «aún no ha tomado ninguna decisión», sí afirmó que «Nissan es una prioridad». Por ello, avanzó que «el Gobierno central está trabajando en el desarrollo de un proyecto industrial», con «la complicidad del director general adjunto de Renault, José Vicente de los Mozos, y los CEOS de Nissan, para que la multinacional «refuerce su producción en España u opte por fabricar aquí nuevos modelos» si al final toma la decisión de deslocalizar su producción.
Para Maroto, Castilla y León estaría bien posicionada, porque es, según afirmó, un «polo de atracción de inversiones» gracias a que «los empresarios han sabido definir un proyecto que está a la vanguardia». Sin embargo, la máxima responsable del sector industrial de España no ocultó que en esa carrera «no solo están las plantas de Castilla y León», también estaría en esa situación la zona franca Cataluña.
Sea como sea, Maroto afirmó que el objetivo del Gobierno es que «España salga beneficiada» ante cualquier decisión que tome Nissan. Lo dijo sabiendo que «la peor alternativa posible» es que la multinacional «no elija al final España». En ese caso, subrayó: «Hay que estar preparado».
Maroto se mostró partidaria de «anticiparse» a los acontecimiento, algo que, según denunció, no hizo el anterior Gobierno del Partido Popular, ya que cometió la «irresponsabilidad» de no dotar a España de un plan de contingencia ante el Brexit, cuando el Reino Unido es el quinto destino de las exportaciones españolas y el primer emisor de turistas. «Hoy sí tenemos ya ese plan de contingencia», presumió.
Y de Nissan en particular, pasó a analizar al sector de la automoción en general durante su intervención en el Club de Prensa ‘Conversaciones políticas’, organizado por El Mundo de Castilla y León.
Sostuvo, sin fisuras, que el «sector de la automoción está en Castilla y León, y en España, más consolidado que lo estaba hace 15 meses».
«Los hechos son que, frente al ruido, que hay mucho y más en campaña electoral, España está más preparada que hace 15 meses y tenemos un sector menos vulnerable de lo que teníamos antes», apostilló, al mismo tiempo que añadía que «España está más cerca de tener una industria que mira al futuro».
Y lo está, en palabras de la titular de la cartera de Industria, porque el Gobierno que dirige Pedro Sánchez ha conseguido poner la electrificación en «la agenda política» y abordar el «cambio ordenado» que necesitaba el sector del automóvil.
Un cambio que se ha abordado, en palabras de Reyes Maroto, «sin imponer un modelo de movilidad» y haciéndolo «en colaboración con todo el sector de la automoción y la industria de componentes, así como las empresas eléctricas que han avanzado en la colocación de puntos de recarga eléctrica».
Aprovechó la ocasión para criticar que el anterior Gobierno «no abordó ese cambio» y optó por «no mirar la futuro». En su opinión, estaba anclado en el mundo de la combustión cuando la industria de la automoción «se movía por otros parámetros». «No hace falta más que viajar a China, a Corea, a Japón, a Estados Unidos para ver que el mundo iba en otra dirección».
Prueba de que se están produciendo avances en esa transición es que, tal y como afirmó, «en 2018 las plantas automovilísticas fabricaban en España tres modelos eléctricos y en 2020 se llegará a los 13 o 14».
Pero para que el salto a la electrificación sea real, la ministra vallisoletana aseguró que España necesita una fábrica de baterías. «En eso estamos», manifestó, consciente de que el país tiene «limitaciones para conseguir que las empresas apuesten por España».
Tras ello anunció que en el plazo de 15 días una misión de China visitará España como posible lugar de inversión, después de que ella misma viajara al país asiático el pasado mes de junio.
Esa defensa del modelo eléctrico no quita que la ministra en funciones asegurara ayer que al motor de combustión le «queda mucho» en España. «Tiene aún recorrido». No en vano, según dijo, se han producido «mejoras en la reducción de emisiones de CO2» y puso como ejemplo los nuevos motores por los que ha apostado Renault.
En el desayuno informativo, organizado por este periódico, se coló otro tema que afecta al corazón del medio ambiente: la «carbonización» que tanto afecta al norte de la Comunidad, o para ser más precisos la descarbonización.
En este punto, la ministra recordó que su Gobierno «ha heredado un problema que otros no supieron gestionar». «Nos hemos encontrado decisiones que ya se conocían», en referencia al cierre de las térmicas.
«No lo ha decidido este Gobierno», puntualizó. «Era algo que ya estaba en la agenda y que no se preparó en su momento», denunció, mientras dejaba en el aire una serie de preguntas: ¿dónde están los proyectos mineros de antaño y dónde está ese dinero que provino de los Fondos Miner para la reconversión?».
«Hay que buscar los proyectos; estos no vienen solos», manifestó mientras declaraba que «un gobierno no puede ser pasivo». Por ello, defendió la necesidad de generar oportunidades de reindustrialización para esas zonas que estén en consonancia con una apuesta por «preservar el medio ambiente» y que sean «proyectos de transición justa». «Es el modelo de sociedad que tenemos, porque vivimos en la Unión Europea, y se ha decidido avanzar en el pilar del Medio Ambiente», concluyó.
Y de un proyecto a otro. No le quedó más remedio a la ministra que referirse al proyecto, liderado por el Ayuntamiento de Valladolid, de crear en la ciudad un parque agroalimentario. En presencia del alcalde de la ciudad, Óscar Puente, aseguró que el Gobierno central «está evaluando distintos proyectos que presentan las distintas ciudades españolas», entre el que se encuentra el proyecto vallisoletano.
«Lo estamos valorando y puede ser una realidad», afirmó, consciente de que «la industria agroalimentaria de Castilla y León ha hecho bien sus deberes, pero que necesita ser más ambiciosa».
Eso sí, añadió acto seguido, que antes de tomar una decisión el Ministerio de Industria necesita «un presupuesto propio». «No hay que olvidar que hemos heredado un presupuesto de 2018, que no responde a las necesidades de grandes transformaciones en España», recordó.
En este punto, se refirió a que el objetivo de su Ministerio es confeccionar un mapa de la España Industrial y tratar de que «no haya competencia desleal entre las distintas comunidades».
Precisamente Maroto pidió la «complicidad» de las autonomías, y en concreto a la liderada por Alfonso Fernández Mañueco, para abordar los «grandes desafíos» a los que se enfrenta el país después de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, haya decidido imponer unos aranceles más costosos a las empresas extranjeras, y que tendrá al sector agroalimentario como uno de los perjudicados, en especial los productos cárnicos y el sector vitivinícola.
Es «clave» que las comunidades autónomas, pero también las administraciones locales, se impliquen para impulsar la industria e intentar minimizar las consecuencias de la política «proteccionista» lanzada por Estados Unidos. «Las tres administraciones, la local, la autonómica y la nacional, todas ellas deben trabajar juntas con lealtad institucional», requirió.
«No puede ser que las comunidades, que tienen múltiples competencias transferidas, se apropien de lo bueno, y lo malo lo achaquen al Gobierno central», aseveró.
Insistió en que el Gobierno central apuesta por el «multilateralismo», por lo que reseñó la necesidad de trabajar en la internacionalización de las empresas españolas, y en concreto de las castellanas y leonesas.
Así, avanzó que desde el Ejecutivo se trabaja para afrontar esta política arancelaria con las industrias y los productos «más amenazados». Como vacuna, a lo que califica una «irresponsabilidad de Trump», la titular de la cartera de Industria afirmó que «hay que trabajar en la internacionalización de las empresas de Castilla y León, y del país».
Sus recetas son: «añadir valor a nuestras exportaciones», pero también apostar por la diversificar el mercado».
Pese a que el contexto internacional resulta «incierto», lo que ha generado «incertidumbre» y un «retraso en algunas inversiones», la ministra vallisoletana aseguró que a España «le pilla preparada para revertir la situación». «Somos más resilientes que antes de la crisis», sentenció una ministra que no ocultó, en ningún momento, grandes dosis de optimismo.
Sacó a relucir esa virtud, en especial, cuando aseguró que España «no está en un momento de recesión». «Crecer al 2%, crear empleo, no es recesión», subrayó, mientras culpaba a otros de querer poner en el debate político una cuestión que se aleja de la realidad.
«Recesión, no, desaceleración, sí», matizó Maroto, apoyando esta afirmación en informes del Banco de España, de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) o del BBVA. «Como economista» que es, la ministra trató de tranquilizar a «la audiencia», asegurando que «España tiene un modelo de crecimiento más equilibrado y resiliente» que antes de la gran crisis económica que puso del revés al país. «El momento de desaceleración nos pilla mejor que hace unos años, porque tanto el Gobierno como las empresas hemos hecho los deberes».
Para Maroto, poner en el debate político un tema como éste «no ayuda a conformar un proyecto de país y a tratar de atraer inversiones». «Los que utilizan estos argumentos para desgastar al Gobierno central dan una imagen de España que nada tiene que ver con la realidad», lamentó, cuando, bajo su punto de vista: «Tenemos las mejores empresas, el mejor de los talentos; lo que tenemos que ganar es peso industrial y recuperar la influencia en los mercados».
Durante el transcurso del foro, la ministra, natural de Medina del Campo pero criada en Ataquines, se enfundó en varias ocasiones el ‘traje’ vallisoletano o castellano y leonés. Así, afirmó que la Comunidad tiene un peso industrial importante, aunque debe afrontar desafíos, como mantener las plantas productivas y atraer nuevas empresas.
Fue en ese momento cuando Maroto presumió de que el Ejecutivo de Sánchez ha logrado desde que llegó a la Moncloa «evitar el cierre» de empresas como Vestas, en León, o Made, en la localidad vallisoletana de Medina del Campo.
De hecho, sostuvo que ella misma viajó en coche el 27 de agosto del pasado año, interrumpiendo sus vacaciones, para reunirse con el comité de empresa de fabricación de aerogeneradores Vestas nada más conocer la presentación por parte de sus representantes de un ERE de extinción. «Allí estuve con Juan Vicente Herrera y Pilar del Olmo», ex presidente de la Junta de Castilla y León y ex consejera de Economía y Hacienda. Y recordó una anécdota: «Herrera me dijo ese día que era la primera vez que una ministra les estaba ayudando». Es una muestra, apostilló, de «la importancia de trabajar desde la lealtad institucional».
En clave también autonómica, la responsable de Industria situó el turismo como la «palanca» contra el reto demográfico al que se enfrenta Castilla y León, y el resto de la España vaciada. Valoró el trabajo desempeñado por el Gobierno del Partido Socialista a la hora de hablar de oportunidades para convertir la España vaciada en la «España de las oportunidades».
«Yo soy víctima del reto demográfico, por lo que es algo personal», exclamó en referencia a que tuvo que abandonar su pueblo para poder estudiar y desempeñar su carrera profesional y ahora política. Su circunstancia personal, como la de miles de castellanos y leoneses, le llevó a preguntarse: «¿Dónde ha vivido el señor Alfonso Fernández Mañueco cuando personas como yo nos hemos tenido que ir de Castilla y León?».
Para Maroto, abordar la despoblación resulta «prioritario» y, sin embargo, observa, frente a esto, como una de las primeras medidas que adoptó el actual presidente de la Junta de Castilla y León fue eliminar el impuesto de sucesiones. «No creo que sea lo más urgente», sugirió, rememorando que en su pueblo «han querido cerrar el consultorio y la escuela comarcal».
«Yo soy del medio rural, y nos merecemos una oportunidad», requirió. De lo contrario, mantuvo que «se abrirá aún más la brecha entre las ciudades y los pueblos».
Desde su posición como ministra, aunque ahora esté en funciones, aseguró que puede dinamizar el medio rural, a través de la industria, el comercio y el turismo, pero también revalorizando los residuos, el agua y el sector forestal. «Se puede sí, pero hay que tener ganas y presupuesto».
Afirmó que el Gobierno socialista se ha «volcado» con el reto demográfico porque apostó por «valorizar» la España vaciada. Citó las apuestas que ha impulsado el Ejecutivo central en zonas como Ponferrada, al ser un ejemplo de desarrollo turístico ligado a la minería con su Museo de la Energía, o la apertura de algunos pozos mineros para las visitas turísticas.
Puso el ojo en el turismo como «palanca» de cambio, pero afeó que sólo el Canal de Castilla, de toda Castilla y León, se haya incorporado al proyecto Destinos Inteligentes. Lo hizo en diciembre de 2008 después de elaborar un informe de diagnóstico y un plan de acción. Animó, por ello, a otros territorios se sumen a esta red que «no solo sirve de promoción». Y es que, tal y como manifestó, «si no estamos conectados, no existimos».
Los asistentes del Club de Prensa, organizado por este periódico, asistió también a la petición de la ministra de que se aborden «de forma urgente» el debate sobre la armonización fiscal y la financiación autonómica, y que se acalle todo «esa demagogia y ruido» que le rodea.
Apostó por una reforma de la financiación de las comunidades que debe atender a la «diferencia de fiscalidad entre territorios». Pero, además, debe tener en cuenta las peculiaridades de cada territorio, integrar el «gran debate» del reto demográfico y la España vaciada», y dar una solución a los territorios «infrafinanciados», como es el caso de Castilla y León, donde la dispersión, tal y como reconoció Maroto, encarece la prestación de los servicios públicos. «Es urgente». Como también, lo es, a su juicio, tratar de poner freno a modelos «muy criticables», como el de la Comunidad de Madrid, que ha permitido «abrir una brecha mayor entre los ricos y los pobres». «Es una región rica pero que no sabe redistribuir su riqueza», sentenció, recordando los años en que Maroto fue diputada en la Asamblea de Madrid.
Para la ministra, se debería tomar como referencia para abordar la financiación autonómica una de las recomendaciones del grupo de expertos que planteó una armonización fiscal a la baja y evitar el ‘dumping’.
Habló de economía, pero no pudo abstraerse de que en menos de once días las urnas volverán a llamar a los españoles. Se enfundó, esta vez el ‘traje’ de campaña, y pidió a los ciudadanos que el próximo 10 de noviembre voten de forma «clara» para que «no haya dudas» y que penalicen a quienes «no supieron interpretar» los resultados en las elecciones de abril y mayo. «El PSOEsí supo interpretarlo», sentenció la ministra minutos antes de iniciarse el foro y lo volvió a repetir ante un repleto auditorio.
Ya en el interior de la sala, Maroto defendió que los ciudadanos han dejado «claro» en las anteriores citas electorales que querían un gobierno del PSOE «estable y moderado». «Ganamos el 28 de abril; ganamos el 26 de mayo, también es esta Comunidad», rememoró.
«Los ciudadanos apoyaron un Gobierno que piensa en los territorios y que se centra en los problemas de la gente», aseveró. Ahora, las encuestas también dan al PSOE como partido ganador de los próximos comicios, si bien la ministra advirtió de que «no es suficiente». Por ello, llamó a «la movilización de la ciudadanía».
Cuando los políticos piden de nuevo a los ciudadanos que les «examinen», la ministra les pidió que el próximo 10 de noviembre «digan con más fuerza si cabe qué partido quieren que gobierne».
Reyes Maroto aseveró que el PSOE «sale a ganar». «Cuando uno se prepara bien los exámenes tiene más posibilidades de aprobar», destacó, mientras defendía las políticas aplicadas por el Gobierno de Pedro Sánchez en los últimos 15 meses frente a otros partidos que, a su juicio, se han dedicado solo a «bloquear» cualquier acción.
«El 10 de noviembre nos jugamos mucho, no sólo los partidos, sino España». «España se juega mucho, no puede seguir bloqueada».
En palabras de Maroto, la única solución es que los partidos dejen a un lado todo aquello que les diferencia y traten de trabajar en lo que les une. Solo así se podrá avanzar.
Y es que, tal y como reconoció: «qué no podamos avanzar porque la política no funciona, nos tiene que hacer a todos los políticos reflexionar». A su juicio, hay que buscar un punto de encuentro a través del diálogo para lograr una sociedad mejor para «todos».
Convencida de que el país «va a salir de este bloqueo que impide ver más allá», reclamó que se retome la «buena política» que durante los 40 años de democracia se ha exhibido en España». Es necesario, explicó, que «se trabaje por lo que realmente preocupa a las personas, la sanidad, la educación, el empleo. «Si encontramos puntos de encuentro en los grandes proyectos, España va a prosperar».
En ese sentido, Reyes Maroto recordó la «hoja de ruta» puesta en marcha por el Gobierno central en los últimos 15 meses y se mostró esperanzada en encontrar las «complicidades» porque España es un gran país y se merece que las instituciones y los empresarios tengan claro a «dónde quieren ir y que queremos ir juntos».
Lo que no se necesita son «más debates sin fondo, como los que se han producido durante estos meses en el Parlamento, sino llegar al fondo de los debates».