SEGUNDO PASCUAL
«Tenemos uno de los mejores sistemas penitenciarios del mundo»
Ex director de la cárcel de Soria. El funcionario soriano se acaba de jubilar tras 41 años en Instituciones Penitenciarias y tres direcciones de prisiones. Tuvo a Troitiño, Michelena, Oubiña, Sito Miñanco y al clan de los Charlines
Segundo Pascual, soriano de 67 años, ha seguido las indicaciones del ministro Escrivá y se ha jubilado ‘con honores’ dos años después de cumplir la edad del ‘retiro’ A sus espaldas están 41 años de servicio en Instituciones Penitenciarias, donde ha sido director de las cárceles de Pamplona, Alcalá Meco y Soria, en esta última nada menos que 22 años, además de subdirector del Centro de Inserción Social de Valladolid, dependiente de Villanubla.
Anécdotas por millones en una labor para la mayoría ingrata pero cuyo fin es «la reinserción social del reo». Después de ‘colgar las botas’ le llega una etapa en la que podrá disfrutar de algunas de sus aficiones, como el campo, la bicicleta, la caza o la música. Funcionario del Cuerpo Superior de Técnicos en la especialidad de Psicología, no ha llegado a la inauguración de la nueva prisión soriana, pero dice que tampoco le da envidia.
Pregunta.- 41 años dan para mucho ¿verdad?
Respuesta.- He estado en Instituciones Penitenciarias desde 1980 y en la década de los 90 fui director de la cárcel de Pamplona y de Meco, y luego en dos periodos en la de Soria, desde 1993 a 2006 y desde 2012 hasta el 2021. He estado a gusto. Mi trabajo me ha encantado. Entré de rebote porque cuando estudié Psicología en Madrid nunca pensé que pudiera acabar en Instituciones Penitenciarias.
Siempre me ha gustado mi profesión y siempre que me han llamado, allí he ido. Nunca he dicho que no a las ofertas, con la mejor voluntad y ganas. No me puedo quejar porque en los mejores y en los peores momentos, siempre me he sentido respaldado y apoyado.
P.- Se ha quedado con la miel en los labios con la nueva cárcel...
R.- Si no estoy es porque no quiero. Con 67 años toca jubilarse y no me da envidia. Me jubilo. Cada cosa en su momento. Para poner en marcha una nueva cárcel no es cuestión de ir y jubilarse en 15 días. Hacen falta al menos dos años para su puesta en marcha.
P.- ¿Cuál ha sido la evolución de las cárceles en todos estos años?
R.- Se ha notado mucho. España tiene uno de los sistemas penitenciarios más avanzados del mundo y está muy humanizado. Se han hecho muchas prisiones nuevas. Hace años había muchas agresiones, motines, suicidios, el Sida... todo eso se ha controlado. Se ha trabajado mucho después de años de tensión y se ha ido controlando. En una prisión se trabaja con personas que entran cumpliendo una orden judicial. Como penados se administran sus condenas, con tratamientos individualizados, con equipos, se ha creado cargos específicos, y en las oficinas pasa lo mismo. Se trabaja con personas que tienen muchas carencias afectivas, sanitarias, educativas y culturales.
P.- ¿En qué niveles está la conflictividad?
R.- La conflictividad ha disminuido mucho en la prisión, no tiene punto de comparación con lo que sucedía hace años. Ya no hay casi evasiones, son cosas menores. En Soria, por ejemplo, se ha trabajado mucho en el área laboral, hemos trabajado para empresas. Lo más importante es que los internos estén ocupados y el mayor tiempo posible. En talleres, en cursos formativos, en prevención de drogas. Hay seis maestros en la prisión y eso también motiva. Si están ocupados además en el gimnasio, en el patio.. a ellos se les hace más suave y además ganan dinero con los trabajos para ayudar a sus familias. Eso es básico. En la primera época recuerdo que la limpieza brillaba por su ausencia. Pintabas una pared y a la media hora te tiraban café. Ahora se han mejorado esos hábitos. Te respetan la pared y la limpieza es total, con hábitos de respeto e higiene. Aquí no se cobra a primeros de mes sino el segundo martes de mes.
Los presos van con sus mascarillas porque el Covid también nos ha influido mucho. Aquí se han suspendido permisos, talleres, comunicaciones y no han dicho nada. Y en Mallorca algunos decían que los tenían secuestrados en un hotel...
P.- ¿Qué le parece la prisión permanente revisable?
R.- Eso es algo específico de los jueces y de los políticos. Hay delitos que requieren de determinadas condenas pero es una cuestión de los jueces. Nuestra labor es la reinserción. No lo cuestiono, lo administro.
P.- ¿Hay presos que son imposibles de reinsertar?
R.- Si pensara eso no podría trabajar en Prisiones. No lo creo. En algunos casos es muy difícil, pero ahora hay programas de tratamiento para ello. Insisto, no creo que sea imposible.
P.- En su larga carrera se habrá encontrado con presos especialmente conflictivos.
R.- Pues sí. Bastantes, En Meco por ejemplo había etarras complicados como Troitiño o Michelena, y también presos de la droga como Oubiña, Sito Miñanco o los Charlines. A estos los hemos tenido allí, presos muy delicados. Es complicado pero el trabajo es individualizado. Hay un sinfín de anécdotas pero es mejor no contarlas.
P.- ¿Y violadores?
R.- Por supuesto, bastantes. El perfil no es complicado pero el delito es delicado. Creo que en eso se trabaja bastante bien aunque el comportamiento de estos presos en la cárcel es ejemplar. Cuando cumplen la cuarta parte de la condena y están en segundo grado ya tienen derecho a pedir permiso, y si no se lo das, hay que recordarles que tienen una condena por un delito muy feo, y los riesgos que tiene. Una vez fueron una madre y la mujer de un preso a decirme que su marido era un santo y que tenía que salir de permiso en Navidad. Porque los internos manejan también a la familia.
P.- ¿Ha tenido también riesgo por su integridad?
R.- Nunca. Una vez un preso me dijo: ‘Cuando le vea en la calle...’ Y nos vimos en la calle y nos saludamos. En Pamplona, en la década de los 90, sí que había mucha tensión y atentados. A un amigo de San Sebastián lo mataron, a otro se le cayó una bomba lapa que le habían puesto en el coche... Yo personalmente nunca he tenido nada.
P.- Qué retos tiene por delante Instituciones Penitenciarias.
R.- Lo primero es continuar con la normativa, con la Ley General Penitenciaria, que está en fase de estudio y modificación. El sistema está muy avanzado.
P.- A usted los sindicatos de prisiones le han criticado varias ocasiones, hasta tal punto que en alguna ocasión pidieron su dimisión.
R.- De los sindicatos prefiero no hablar. He leído lo que decían de mí pero prefiero no hablar.
P.- Y una vez jubilado, ¿en qué va a emplear tanto tiempo libre?
R.- De momento no tengo nada previsto. Estoy aprovechando estos días para tomar cafés con la gente. En Soria no hay ONGs específicas para temas de prisiones, pero sí está la Cruz Roja, el centro de adultos, Asovica o Cepaim, con los que vengo quedando estos días. Nos han ayudado mucho durante la pandemia. En el tema sanitario nos han hecho todo. Todos los presos están ya vacunados y lo mismo pasa con los funcionarios, gracias al apoyo de ellos, del gerente de Atención Sanitaria y Especializada, de la directora médica. Ahora estoy agradeciendo a toda esa gente lo que han hecho por nosotros. También tengo mis cosillas, por ejemplo, el campo, la bicicleta, la caza o la música,