«Sin mujeres no habrá futuro en los pueblos»

Pregunta. El abordaje de la igualdad en el ámbito del emprendimiento y el empleo ¿sigue marcando un mundo de estereotipos?

Respuesta. El sexismo nos puede llevar a interpretar que existen trabajos hechos para hombres y trabajos destinados para las mujeres. Una conducta cargada de prejuicios. Ya desde pequeños los niños desarrollan estereotipos sobre las diferencias entre «trabajo de hombres» y «trabajo de mujeres». Las mujeres han sido excluidas históricamente de las «ocupaciones masculinas» y los hombres de «las ocupaciones femeninas». La exposición a estas expectativas negativas puede alejar a las mujeres de carreras de la rama de ciencias. Aunque tengo que decir que últimamente se han abierto las puertas tradicionales masculinas, como las ingenierías, leyes o la medicina. De manera similar los hombres también han encontrado dominios restringidos a las mujeres como el secretariado, enfermería o la enseñanza a niños en niveles elementales.

Pregunta. ¿Cree que todavía es necesario reivindicar esa posición de la mujer a la misma altura que los hombres?

Respuesta. El acontecimiento social más importante del siglo XX, la revolución más poderosa y silenciosa ha sido la incorporación de la mujer a la vida pública. A pesar de las indudables ventajas conseguidas la situación de la mujer es aún muy conflictiva. Las situaciones jurídicas son fáciles de cambiar, pero las estructuras psicológicas lo hacen de forma muy lenta. La mujer ha alcanzado la igualdad jurídica, laboral (con más dificultades), política, sexual (gracias sobre todo a la píldora), pero falta una liberación afectiva. El discurso de la igualdad es más un chispazo que algo que realmente se esté tomando en serio, pero, además, los patrones machistas de puertas para adentro se mantienen. Por ello, el machismo no solo no ha desaparecido, sino que los valores femeninos están a la baja, ya que las jóvenes están copiando los valores competitivos y los modelos sexuales del varón.

Pregunta. La mujer rural ocupa un lugar esencial en las estrategias de lucha contra la despoblación. ¿Cuál es el futuro del mundo rural?

Respuesta. El gobierno central tiene que apostar por el mundo rural, revirtiendo la tendencia con cambios sociológicos y económicos. Para ello, habrá que animar a las administraciones, a todas, para que generen, bajo el máximo consenso y con ánimo de coincidir, la creación de una serie de necesidades y de oportunidades para que los pueblos vuelvan a resurgir. Necesitamos un compromiso serio y eficaz si queremos que nuestros municipios vuelvan a ser una forma de vida. Hay que garantizar determinados servicios públicos mínimos y necesarios, llevar la fibra óptica a todas las regiones, reforzar las actividades ligadas al campo que son fuente de riqueza y factor de equilibrio y de vertebración territorial. En definitiva, crear una igualdad de mercado y de dotaciones territoriales

Pregunta. ¿Hay alguna necesidad especial vinculada a la mujer en la provincia de Zamora?

Respuesta. Es fundamental reclamar más que nunca el papel de la mujer en la organización social, territorial y económica de nuestros municipios, mostrando al mundo el trabajo que realiza. Un trabajo que en la actualidad está silenciado y pasa desapercibido. Sin mujeres no habrá futuro en nuestros pueblos. Por ello, hay que poner en primera línea su liderazgo y su actividad emprendedora. Permitir que ellas puedan acceder a cursos de formación o conectarse a mercados a los que antes les era imposible acceder.

Pregunta. ¿Como diputada del área de Igualdad afirmaría que se aplica correctamente el principio de mainstreaming en relación con las políticas de igualdad?

Respuesta. La aplicación del mainstreaming en igualdad es fundamental porque pone en valor el papel de la mujer en la sociedad garantizando que estos principios permeabilicen en todas sus dimensiones. La conciencia ante la igualdad solo llega a través de una vía: la educación, y el primer paso para que una persona lleve a cabo activamente el ser feminista es realizar el cambio interno necesario para llevar este hasta su vida diaria y, seguidamente, hacia su entorno. Necesitamos que los dirigentes políticos tomen la violencia en serio y, para ello hay que ser capaces de educar en igualdad en un modelo libre de machismo, superando los estereotipos y las desigualdades impuestas socialmente, para que niños y niñas puedan desarrollar sus capacidades sin diferencias.