Diario de Castilla y León

Los toros de Lora Sangrán rompen el encierro de Cuéllar en Segovia

Tanto en la salida desde el Puente Segoviano como en el vértice superior del encierro los astados han protagonizado comportamiento de elevado riesgo por su actitud insumisa ante los cabestros y de ausencia del instinto gregario

Cuarto encierro de las fiestas de Ntra. Sra. del Rosario de Cuéllar, con novillos de Lora Sangrán.- Ical

Cuarto encierro de las fiestas de Ntra. Sra. del Rosario de Cuéllar, con novillos de Lora Sangrán.- Ical

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César Mata

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Como un estallido el primero de los astados de la ganadería de Lora Sangran que abandonó los corrales del Puente Segoviano en la suelta, cuando apenas pasaba un minuto de las 8 de la mañana, acudió vertiginosamente hacia su izquierda, donde se encuentran ubicados los vehículos de asistencia sanitaria. Allí, con imprudencia notoria, se encontraban también algunas personas que evitaron de milagro la cogida, así como por la rápida y valerosa actuación de un joven que, con elevado riesgo para sí, coleó al toro hasta que consiguió que abandonara ese emplazamiento. Al burel, bien armado y de pelo negro, al parecer sus hermanos le habían sometido a un trato no muy cariñoso en las horas previas, y por esa razón salió en huida veloz lejos de la manada. Finalmente este astado no pudo ser agregado al grupo y no llegó hasta el coso cuellarano.

 

El comportamiento de los toros de Lora Sangrán durante el tramo campero ha supuesto una disgregación prácticamente continua de la manada, con fracturas permanentes del grupo que han obligado a los caballistas a emplearse a fondo tanto en el pinar, como tras el paso por Las Máquinas, e incluso de modo previo al paso bajo la autovía de Pinares.

Los astados han estado de modo permanente más pendientes de tomar las de Villadiego que de someterse a su carácter gregario y a dejarse guiar por la pasada de mansos. Tanto Pepe Mayoral como Pedro Caminero, y sus colaboradores más cercanos, han estado especialmente activos en una titánica actitud de reagrupamiento de los ejemplares que, casi de modo permanente, se descolgaban en la singladura de la manada.

El último tercio del tramo campero ha resultado especialmente peligroso y convulso. Dos toros, por separado y en secuencias diferentes, se han aproximado hacia la zona de la planicie previa al embudo en la que se sitúan, en la zona permitida, numerosos vehículo y espectadores, que se han visto obligados a ‘tomar el olivo’ ante la cercanía de las reses. Las monturas, con galope seguro y garrocha templada, han logrado reconducir las embestidas y dirigirlas hacía la población encauzadas por el embudo, con la colaboración de los cabestros que se recuperaron de la zona baja.

Uno de los toros, el último, ante la imprudente y temeraria presencia de dos espectadores tras una valla que tan sólo cumple una función para el encauzamiento del encierro, ha acometido hacia esa parte izquierda aunque, una vez más, la suerte ha acompañado a tan temerarios e ignorantes individuos.

Por las calles se han visto carreras trepidantes de los mozos, con los toros sueltos, lo que lo hace más peligroso el ajustarse y templar la embestida. Finalmente, uno de los toros no completó el tramo urbano, por lo que solo cuatro astados llegaron a los corrales del coso cuellarano

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