Cárcel para un anciano de Salamanca por agredir sexualmente a su esposa con alzhéimer en la residencia

La Audiencia Provincial de Salamanca condenó a siete años de prisión a un anciano por agredir sexualmente a su esposa, enferma de alzhéimer, durante una visita a la residencia. Además, el tribunal, que aprecia un delito de agresión sexual en grado de tentativa, reconoce el atenuante de reparación del daño pues ya satisfizo la indemnización impuesta, de 3.000 euros, aunque le prohíbe acercarse a menos de 500 metros y comunicarse con ella durante un plazo de cinco años y le impone siete años más de libertad vigilada.

Según recoge la sentencia, a la que tuvo acceso Ical, los hechos se remontan al pasado 26 de agosto de 2023, cuando el condenado acudió, como solía hacer, a visitar a su mujer, aquejada de un deterioro cognitivo permanente como consecuencia de padecer un alzhéimer, en una residencia ubicada en la localidad salmantina de Villamayor de Armuña.

La mujer, según el documento legal, tiene anulada su su capacidad de autogobierno a consecuencia de su enfermedad y, presenta, desde el punto de vista cognitivo, el lenguaje alterado, así como su memoria y su capacidad de razonamiento. Además, está desorientada en el espacio y en el tiempo. Una enfermedad degenerativa que dio lugar a su incapacitación total en abril de 2019.

Aquel día, el hombre la sacó a su mujer de la residencia empujando la silla de ruedas para dar un paseo entre las 19.00 y las 19.45 horas hasta llegar al parque público de Villamayor. Allí, levantó a su mujer de la silla de ruedas, la sentó en un banco del parque y se sentó a su lado. Estando en esta situación, y "con ánimo de satisfacer su libido", según recoge la sentencia, se desabrochó el pantalón, sacó su pene, tiró de la cabeza de su mujer hacia este e intentó que le realizase una felación, tapándose con la camiseta.

Mientras esto ocurría, la mujer tenía el cuerpo torcido, apoyado en la pierna de su marido, mientras él le movía la cabeza intentando que le realizara la masturbación y le llegó a temblar una de sus piernas. No consta, sin embargo que el hombre consiguiera que su mujer abriera la boca antes de cesar en su acción cuando fue recriminado por dos vecinas de la zona.

Una de ellas vio los movimientos del hombre desde su casa, de espaldas, y avisó a la otras, quien se acercó a recriminarle su conducta, y vio cómo se alzaba la camiseta, guardaba el pene, y se subía los pantalones. Ambas dieron aviso de lo sucedido a la residencia, que a su vez se puso en contacto con la hija, que denunció los hechos.