El Hospital de Salamanca mantiene la saturación de urgencias con 411 al día

Hoy igual que hace una década, el Hospital Clínico Universitario de Salamanca ostenta el singular honor, quizá dudoso para los profesionales que lo hacen posible, de ser el que más urgencias atiende cada año. En 2014 eran 151.957, hasta 416 al día y, por extensión, más de 17 cada hora de media. Apenas ha variado la cifra desde entonces. Según refleja el informe publicado por la Consejería de Sanidad al término del ejercicio, relativo a la actividad asistencial en Atención Primaria y Hospitalaria, el complejo salmantino cerraba 2023 con la redonda cifra de 150.000 urgencias recibidas en sus dependencias: casi 411 diarias y también más de 17 por hora.

La presión que soportan los profesionales de este servicio era y es notable, mientras caen un 14% las consultas en los centros de salud. El más que posible trasvase de pacientes entre ambos ámbitos es una de las principales conclusiones que arroja la comparativa de los indicadores actuales con los de hace diez años.

ATENCIÓN PRIMARIA. La actividad asistencial de los centros de salud decrece en términos absolutos, pero mucho más que la carga de trabajo, pues también merma la plantilla. En concreto, las citas atendidas por los médicos de familia en sus despachos caían en la última década un 23%, al pasar de 2,4 millones en 2014 a las 1.902.881 del año pasado. En mucha menor medida bajan las de Enfermería, apenas un 4% y siguen en la órbita del millón. Suben, sin embargo, los pacientes pediátricos de 187.448 a 202.721, un 8%, y como en el resto de provincias se disparan los casos atendidos por otros profesionales sanitarios, tales como matronas y trabajadores sociales, que en el caso de Salamanca se duplican, al crecer de 52.259 hace diez años a los recientes 107.730.

El desplome es generalizado en la atención domiciliaria de los distintos ámbitos citados: baja un 38% la de los médicos de cabecera, un 26% la del personal de Enfermería y más de un 90% la del resto de sanitarios. Así, en conjunto, el total de actos asistenciales de Primaria se reducían de 4.134.412 a poco más de 3,5 millones, el 14% ya indicado.

Cae la presión asistencial, sí, pero la tendencia es mucho menos pronunciada. Se recorta un 9% en los facultativos, que de los 30,57 pacientes diarios de 2014 pasan a 27,89, y un 6% en Enfermería, de 16 a 15. En Pediatría incluso se incrementa un 19%, ahí es nada: de 20 a 24 casos. Y es que los niños de Salamanca frecuentan cada vez más el centro de salud. Van 7 veces al año de media, frente a las 5 de hace una década. En el caso de los adultos ocurre lo contrario. Hace diez años acudían más de 8 veces al médico y ahora, sin embargo, rondan las 6.

MENOS CAMAS EN EL CLÍNICO. La radiografía sanitaria obliga a detener el foco también en la actividad hospitalaria. Analizadas las urgencias, el dato quizá más llamativo, cabe adentrarse en planta. De primeras sorprende el descenso de camas disponibles. Eran 863 hace 10 años. Por el camino hasta la actualidad se han perdido casi un centenar.

Y no será por falta de destinatarios. Los ingresos han crecido en ese periodo, de 31.084 a 31.444 y, en consecuencia, el índice de ocupación -la proporción de puestos funcionantes ocupados durante un tiempo- subía del 71% a superar el 73%, diez puntos por encima que la media regional. Por el contrario, la estancias caían de 232.481 a 205.005, lo que implica un leve descenso del tiempo medio de permanencia, de 6,66 a 6,52.

LAS CONSULTAS DE ESPECIALIZADA SE MANTIENEN. Apenas muestran cambios las consultas de los especialistas. En suma, el Hospital de Salamanca ganaba 5.000, es decir, menos del 1% de las 571.583 que registraba en 2014. Cerró por tanto 2023 con 576.719. De entre todas sí hay diferencia entre las iniciales y las sucesivas. Los pacientes que acudían por primera vez a alguno de los servicios de este complejo asistencial bajaban casi un 7%, hasta los 160.431, mientras que aumentaban un 4% los que repetían para el seguimiento de su caso: 416.288 el año pasado.

AUGE DE LAS CIRUGÍAS SIN INGRESO. La evolución de la actividad quirúrgica arroja un auge de las operaciones. Se disparan en total casi un 25%, de 34.018 hace una década hasta 42.505 en 2023, impulsadas por el incremento de las cirugías ambulatorias, es decir, aquellas que no requieren el ingreso del paciente tras la intervención. Los avances técnicos que permiten la generalización de procedimientos mínimamente invasivos están detrás de un aumento que ronda el 40% respecto a 2014. En concreto, si entonces 22.168 casos no precisaban hospitalización, en la actualidad son más de 30.800. Caen por el contrario, aunque apenas un 1,3%, las operaciones con ingreso, de 11.850 a 11.685. También crecen de manera notable -más de un 30%- las cirugías programadas, mientras que las de carácter urgente se reducen un 14,8%. El año pasado los 23 quirófanos del Hospital de Salamanca registraban 38.783 y 3.722, respectivamente.

Con todo, no parece ser suficiente, pues la provincia destaca por su elevada tasa de pacientes en lista de espera quirúrgica por cada mil habitantes: 27,8. Se trata del indicador más elevado de los complejos de idéntica naturaleza (grupo III-IV), como son los de Burgos, León y Valladolid. También registra la mayor demora media, con 179 días de espera para ser intervenido.

En el otro extremo se encuentra en cuanto a casos en espera de pruebas radiológicas por cada millar de tarjetas sanitarias. Sus apenas 4,6 ubican al centro salmantino como uno de los más ágiles en este aspecto. También lo es en la atención en consultas externas, con 80 personas pendientes de asistencia por mil habitantes, la tasa más baja de los grandes hospitales de la región, muy por debajo de los 105 de la media de Castilla yLeón.

PARTOS A LA BAJA. Tampoco Salamanca es una excepción. La caída de la natalidad generalizada arrastra a cada una de las provincias de la comunidad. En este caso, en concreto, los partos asistidos pasaban de 2.075 en 2014 a 1.583 en 2023, lo que implica un descenso del 31% y una reducción diaria de 5,6 a 4,3 alumbramientos de media. Baja también el porcentaje de los que culminan en cesárea, que pasan de ser el 30% a un 25,7% en la última década.