«Con Nekro ya salgo a la calle sin miedo»
Nekro devuelve a Mónica la vida que mantuvo once años en suspenso por su maltratador / Es uno de los perros adiestrados en un proyecto salmantino para la rehabilitación de víctimas de violencia de género / «Ya no tengo que ir mirando hacia atrás. Si pasa algo, me avisa»
Esa mañana, Mónica advirtió que algo sucedía cuando su perro se alteró. Los incesantes ladridos de Nekro descubrieron a un hombre oculto entre los setos . Su ex marido, condenado por maltratarla, se escondía acechándola.
Hace once años que se fue de casa para huir de él, pero sigue ahí.
Cuando aparece, lo más frecuente es que le amenace «a lo lejos haciendo un movimiento de cortar el cuello» o se mantenga quieto con una mirada intimidatoria. Ella sabe exactamente qué hacer porque ni las órdenes de alejamiento, ni el paso de los años le permiten librarse de su presencia. «Es obsesivo y no se le olvida».
Solo que ahora Mónica cuenta con un aliado. «Si pasa algo me avisa y me da tiempo a reaccionar. Ya no tengo que ir mirando para atrás. Me guarda las espaldas y me dice si algo no va bien».
Entonces pulsa el botón del teléfono de emergencia que siempre lleva el bolso y avisa directamente de su localización a la Policía.
Esta vez, su ex pareja se marchó antes. «Como estaba con el perro no se atrevió a acercarse más» , comenta Mónica, satisfecha por contar con un aliado para hacerle frente.
Esta mujer salmantina de 45 años, madre de dos hijos, es una de las cinco usuarias de Viocan , el proyecto piloto en España, fruto de la colaboración del Ayuntamiento de Salamanca y la Unidad Canina de la Policía de la ciudad, por el que un perro adiestrado sirve de apoyo emocional y físico a mujeres que hayan sufrido violencia de género para ayudarles en su rehabilitación. En su vuelta al mundo exterior.
Cuando conoció a Nekro empezó el fin del encierro. Desde hace dos años, una vez a la semana acude a la comisaría, como el resto de usuarias. Allí tres policías les enseñan a conocer y controlar a sus nuevos compañeros de cuatro patas. Les muestran cómo adiestrarles para que respondan a sus órdenes y cómo entenderse con quienes se van a convertir en su sombra. «El éxito del proyecto es la autonomía que consiguen y el ánimo que recuperan», indica José Bartol, oficial responsable de la Unidad Canina.
Antes de Nekro, Mónica «no salía de casa». Tras tres años «infernales de casada» se marchó «en un despiste de su ex pareja con su entonces bebé y su niño de once años a un piso que había alquilado en secreto.
Comenzaron 108 meses de ‘confinamiento’ autoimpuesto . Su hija pequeña apenas conoce el parque. «Temía que apareciera y mis hijos vivieran otro episodio violento. Hacía la compra a través de internet. Mi hijo mayor, que ya tiene 22, me acompañaba si tenía que ir a algún sitio. Hasta bajar la basura era un horror por si estaba cerca. A la vuelta de casa o en cualquier esquina. Nunca sabía y tenía pánico». Tampoco quería poner en riesgo a los suyos. Con su pareja actual lo máximo, ir a un bar muy cercano: «Para que nos diera tiempo a llegar a casa sin enfrentamientos».
Al colegio iba en coche y tenía permiso del centro escolar para entrar por una zona peatonal. «El director esperaba asomado a la ventana hasta que la niña llegaba sin incidentes, sin que él se presentara».
En la vida de Mónica sin Nekro reinaba la angustia. «Con él ya salgo a la calle sin miedo. Ya no tengo. Lo dejé atrás gracias al trabajo de mi psicóloga y a la magnífica labor de los policías de la Unidad Canina que me han devuelto la confianza en mí misma y en los demás. Estoy muy agradecida. Puedo subir al autobús, ir a hacer recados, lo que sea. Nekro me acompaña y me siento segura».
Atrás deja episodios en los que temió no sobrevivir. «Me sacó de la carretera, manipuló mi coche porque es mecánico, llenó el parabrisas de aceite y, cuando lo encendí porque estaba congelado, el cristal se llenó todo y casi nos damos un golpe. Se coló en mi casa por la ventana del vecino, se puso en paralelo con el coche para amenazarme... Salía de dar clase en la Facultad de Medicina de Salamanca, ahí estaba él. Podría seguir contando porque hemos pasado mucho. Desde que me quedé embarazada de la niña empezó a maltratarme y después de denunciarle, la pesadilla siguió. Una psicosis constante. No era vida ».
Sin embargo, Mónica emplea un tiempo verbal pasado para relatar esa agonía. Con Nekro «siempre cerca», vuelve «a hacer cosas normales». Su hijo, que tenía once años cuando los tres lograron huir de su maltratador, ya puede salir con sus amigos con tranquilidad y no permanece todo el día pendiente de ella. «Me encuentro bien».
Cada vez que el can le obedece o juntos consiguen hacer algo nuevo, lo siente «como un gran logro». «Ya no tenía motivación ninguna, pero lo que han conseguido con esto es que vuelva a tener ganas de todo. Antes sentía que no estaba a salvo nunca. Ya lo estoy. También me hace compañía. Él es una de las cosas más importantes que tengo en mi vida. Un regalo y una maravilla», asegura.
José Bartol , al otro lado de este programa, constata un «cambio evidente» en las usuarias que descubren a estos perros. «Todas viven situaciones extremas, están vivas de milagro, y han requerido medidas de protección», indica.
«Cuando llegan no tienen autoestima. En su cabeza solo hay sitio para lo que están padeciendo y no muestran ganas de nada más. Pero introduces un elemento nuevo. Las conversaciones giran en torno a los perros. Les ponemos pruebas para que entrenen y consigan hacerse con el control y comienzan a rodar de nuevo. Es como si se reiniciasen», expone Bartol.
Las clases no sólo versan sobre cómo manejarse con su nuevo amigo, también hacen excursiones con ellos y a la vez ejercicio físico . «Hay quien no era capaz de salir del portal, pero el perro le obliga a sacarle de paseo, alimentarle y esa responsabilidad les demuestra que la vida continúa».
La concejala de Familia, Ana Suárez, subraya también la importancia del programa, en el que el Consistorio corre con la manutención de los animales: «Es importante que podamos ofrecer a las víctimas todos los recursos posibles y en este caso el resultado es muy positivo. Aquí se juntan los efectos beneficiosos de los perros en personas con necesidades afectivas, emocionales y psicológicas grandes. No es un perro de defensa, ni guardián, ni de ataque. Es un perro de la mujer, un compañero. A través de él se trabajan muchos aspectos. No puedes obligar a salir a una mujer de su casa, pero si le tiene que acompañar a pasear ya sale », expone Suárez.
En el futuro, la idea pasa por que se dé un paso más y las usuarias colaboren con la Policía en tareas de divulgación. «Pretendemos que cuando estén listas puedan ayudarnos con su experiencia en charlas en los colegios. La labor de este programa es muy importante. Les da una segunda oportunidad, también a los perros que adoptamos», añade Bartol.
Mónica está dispuesta a contar ante otros su calvario y cómo consiguió salir de él. «Nekro es más que un perro. Es mi espejo. Mi amigo. Mi protector. He recuperado la libertad. Libertad de cosas tan importantes y a la vez tan sencillas como la libertad de bajar la basura, de ir al por el pan, de poder hacer la compra. De no tener miedo».