Diario de Castilla y León

La médico de Salamanca que murió por coronavirus y no quería contagiar a nadie

El hermano de Isabel Muñoz, primera víctima del coronavirus en su profesión, destaca su «gran profesionalidad», valoración en la que coinciden sus pacientes de la localidad salmantina de La Fuente de San Esteban

.- J. M. LOSTAU.

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ANTONIO GARCÍA LÚA VELASCO | ÁVILA / VALLADOLID
Valladolid

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La primera médico fallecida en España víctima del coronavirus, Isabel Muñoz , demostró hasta el último momento su altruismo, generosidad y humanidad, al decidir autoaislarse en su casa de Salamanca, no dejando que nadie, ni siquiera su marido, estuviera con ella para no contagiarle.

Así era esta mujer de 59 años, natural de la pequeña localidad abulense de Villaflor, que en la mañana del martes fue hallada muerta en la cocina de su domicilio , en la capital charra, como consecuencia del Covid-19 , nueve días después de que decidiera recluirse en solitario para tratar de superar este virus que tiene a todo un planeta en shock y que deja historias de sufrimiento y dolor en miles de familias.

Isabel Muñoz es una de las 3.434 víctimas que se había cobrado , hasta ayer, este terrible virus en España y una de las 206 personas fallecidas en Castilla y León; sin embargo, en este caso, se da la circunstancia añadida de haberse convertido en la primera médico que muere por coronavirus.

Pese a que no se le realizó la prueba de detección de coronavirus durante el aislamiento, fue en la mañana del miércoles cuando se confirmó que la profesional falleció por culpa del Covid-19 .

Una confirmación que llegó tarde , tal y como ayer lamentó su hermano, Jesús Muñoz, quien en declaraciones a este periódico mostraba su «tristeza» por el hecho de que hubiese estado «diez días a la espera» de la prueba. Una circunstancia que no podía entender, teniendo en cuenta que son los médicos y enfermeros los que están más cerca de los pacientes.

El hermano de la fallecida acompañó en la tarde de ayer a su cuñado desde Villaflor a Salamanca para acudir a la incineración del cuerpo de su hermana y esposa, en una ceremonia que solo contó con su presencia, dadas las restricciones decretadas para este tipo de actos que hacen aún más dolorosa la pérdida de un ser querido.

Por expreso deseo de Isabel Muñoz, sus cenizas reposarán junto a las de sus padres en el cementerio de Villaflor , una pequeña localidad de apenas un centenar de habitantes, que ayer estaban impactados por la desaparición de alguien que estaba tan unida a este pueblo, al que prácticamente acudía cada fin de semana.

Con una triste entereza, Jesús Muñoz destacó que su hermana era una «gran profesional». Según dijo, era «quisquillosa» con su trabajo por «el bien» de quienes le rodeaban . Por eso, los vecinos de la localidad salmantina de La Fuente de San Esteban se referían ayer a ella como «una profesional de primera clase» y «un ejemplo de humanidad y solidaridad».

Un comportamiento que llevó a la práctica hasta el final , ya que al detectar los primeros síntomas, decidió autoaislarse en su domicilio de Salamanca, lo que supuso que su marido se trasladara con la familia de su mujer a Villaflor, mientras ella trataba de superar la enfermedad en soledad.

«La única obsesión que tenía era no contagiar a nadie» , relataba ayer con orgullo su hermano Jesús Muñoz, conocido en la provincia de Ávila, dada su responsabilidad al frente de la organización agraria UCCL y la presidencia de la Cámara Agraria Provincial.

Tal era su obsesión de no contagiar a quienes estuvieran a su alrededor, que no permitía que su marido la visitara . Eso sí, a diario hablaban con ella desde su pueblo abulense, hasta que en la mañana del pasado martes no contestó a las llamadas que tanto su hermano como su esposo le realizaron al teléfono móvil y posteriormente al fijo. Fue a partir de ese momento cuando surgió la preocupación de ambos, que llamaron a una vecina para saber de Isabel Muñoz. Poco después, los peores presagios se confirmaron, al ser hallado su cuerpo por la Policía Nacional en la cocina de su casa.

Pocas horas antes, en torno a las 21.30 del lunes, tanto Jesús Muñoz, como su cuñado, habían hablado con ella. Su hermano aseguraba ayer haberla notado «algo cansada, pero muy animada», porque la fiebre «le había bajado» y «pensaba que podía curarse». Eso sí, desde su aislamiento, porque «era muy valiente» .

Su hermano subrayó lo querida y valorada que era por sus pacientes . Así se lo demostraron en una trayectoria que, antes de llevarla hasta La Fuente de San Esteban, también le hizo pasar por localidades salmantinas como Cantalapiedra o Topas, donde fue homenajeada.

Jesús Muñoz recordaba cómo su hermana, en sus comunicaciones diarias les trasladaba tranquilidad , ya que decía que la fiebre le había bajado, pese a algunos picos que se producían de vez en cuando. «No sé si lo decía para no preocuparnos», señalaba Muñoz, quien recordaba cómo cuando le veía, que eran prácticamente todos los fines de semana en el pueblo, le decía que se «cuidara».

Isabel Muñoz, que se ha convertido ya en un símbolo de la lucha contra el coronavirus , también es el reflejo de la situación que viven los sanitarios en esta crisis. Por ello, su hermano insistió en la necesidad de que todos ellos cuenten con «todos los instrumentos» necesarios para actuar, pero también para proteger su salud. Isabel reposará junto a sus padres en Villaflor, ese pueblo al que tanto quería.

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