De Carlos Pollán o las ganas de trabajar en las Cortes
Al margen de algún traspiés involuntario inicial, lo cierto es que Carlos Pollán le está tomando la medida al cargo de presidente de las Cortes de Castilla y León. El de VOX, al que unos cuantos insensatos le negaron el saludo en sesión de investidura, está haciendo lo que tiene que hacer. Lo primero trabajar. Que para eso cobra. Algo a lo que no estaba acostumbrado el cargo al que representa el conocido como cancerbero de las Cortes, por su pasado como portero del Ademar de balonmano. Y cómo se empieza por trabajar. Pues por el principio. Y la simplicidad de Plutarco. Conociendo la Castilla y León, sus peculiaridades y singularidades a través de sus más que numerosas instituciones. Nueve provincias, nueve singularidades, nueve sensibilidades, una identidad, mal que pese a quien pese lo malo, porque hay a quienes sólo les pesa lo bueno. Lo malo lo tienen descontado. Pollán se ha enfundado el chándal, se ha calzado los guantes y se ha puesto a recorrer una tierra inmensa y diversa. No para llevar las Cortes y su ego de gira, sino para que las Cortes se empapen de esa diversidad, de esas cuitas y de esos anhelos que construyen Castilla y León a diario. Viajar es trabajar. Viajar por Castilla yLeón es una ardua tarea. Es la tarea del conocimiento. Tendrá que ir bajando estamentos y arrimarse a la periferia. Pero nadie le puede negar el ímpetu de saberse la segunda autoridad de la comunidad y cumplir con la tarea encomendada. De momento, Pollán un acierto, veremos cómo se emplea en el arbitraje de los plenos y las tareas de pastorear a ocho partidos políticos, el arco parlamentario más diverso que han propiciado unas elecciones en Castilla yLeón. Castilla y León son sus tierras, sus comarcas y sus gentes. Los 81 procuradores son sólo una consecuencia de ello, aunque algunos se crean el ombligo de la arrogancia.