Diario de Castilla y León

FRAN SARDÓN

Turismo, un sector que no debemos desvirtuar

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ESTA SEMANA es pertinente hablar de turismo ya que comienza la feria más importante de España de turismo de interior, INTUR, un buen escaparate para promocionar un tipo de turismo en auge en el que Castilla y León es un referente. Ser referido por tu buen hacer no ha de servir para caer en la complacencia, si no, más bien, para reforzar el convencimiento de que hay que seguir mejorando en competitividad, un aspecto en el que siempre hay capacidad de prosperar porque en un sector tan exigente, siempre hay quienes están haciendo propuestas de las que se pueden extraer tendencias beneficiosas para nuestra comunidad, pero hay que estar receptivo.

Hablando de tendencias, hay un tipo de “turismo” en auge, también, de esos que hacen sonrojar al más flemático de los humanos. Ya se empezó a ver con el desastre producido por el volcán de La Palma y se ha vuelto a reproducir en la devastación producida por una Dana en Valencia. Se trata del “turismo de catástrofes”, ese tipo de turismo que practican algunas personas, las menos, eso es cierto, que aparentan querer ayudar, pero que en el fondo lo que quieren es hacerse una foto para subirla a la cualquier red, ya sea con una pala, manchados de barro o con el volcán en plena erupción mientras los habitantes se las ven y se las desean para salvar lo más preciado que poseen.

Es una tendencia minoritaria y no hay que confundir a esos “turistas” con los miles y miles de voluntarios que no son ajenos a la tragedia y que sacan lo mejor de los seres humanos: la capacidad de conmoverse, de no ser ajenos al drama y de arremangarse sin necesidad de posar, pero ahí está esa moda y hay que evidenciarla porque estas actuaciones desvirtúan el turismo, porque el turismo es mucho más que acudir a un lugar porque, incluso a su pesar, es de actualidad por una tragedia climatológica, como ha sido él caso. Ha nadie se le ocurrió ir a los arenales de Omaha, Utah, Sword o Juno donde se produjo la operación anfibia y aerotransportada más importante de la historia y donde murieron miles de soldados hasta que pasados unos años se empezó a promocionar estos lugares para que no olvidáramos de lo que puede ser capaz el ser humano, de lo mejor y de lo peor, también, como fue el caso de este desembarco que fue el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial.

El turismo es mucho más que pasar unos días de asueto, que de ser solo eso ya sería importante en un momento de nuestras en el que el tiempo libre es cada vez más escaso y más preciado. El turismo ha de ser, también, ese tiempo que dedicamos a expandir nuestro conocimiento, nuestro saber y, por extensión, alimentar nuestra libertad. El turismo hemos de ser esas personas que deciden dedicar tiempo, siempre escaso, a conocer los hábitos, las costumbres, la cultura y la idiosincrasia de otras personas y de otros lugares y ser conscientes de que ese tiempo nos ha de servir para comprender.

El turismo bien entendido, estoy seguro, es uno de los mejores medios que tenemos para hacer frente a la xenofobia, al racismo y a la intolerancia cultural, además, claro está, de ser una importante fuente de recursos y de trabajo, pero el turismo mal entendido, también puede generar sonrojo o el turismo descontrolado puede generar rechazo, como ya estanos viendo en algunas de nuestras ciudades más emblemáticas.

Tenemos que defender y promover un turismo respetuoso con los ciudadanos y este tipo de turismo no es minoritario, al contrario, es un tipo de turismo que sabe reconocer cuando le están ofreciendo autenticidad y no cartón piedra ni espejismos y ese tipo de turismo, en muchos casos, lo estamos ofreciendo, pero la inmediatez de los resultados, los oportunistas y la falta de regulación nos hace desviarnos del camino y nos conduce a la confusión y a desvirtuar el turismo.

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