EL RUBICÓN
Marear la perdiz
DICEN que el que avisa no es traidor y avisados estaban con el tiempo que iban a tardar los políticos en tirarse los trastos a la cabeza con la tragedia de la DANA. Qué más le da a algunos políticos los más de doscientos muertos, ellos están a los suyo, a quitarse los muertos de encima y echárselos en la cara al otro, al adversario político. Tiempo habrá de ver todo lo que ha fallado, porque ha fallado y mucho en la catastrófica DANA de Valencia, pero lo que ahora toca, lo que sigue tocando, es restablecer el inmenso daño causado por la catástrofe y, por supuesto, apoyar a los damnificados y a las familias de las víctimas. No hay nada más, sólo eso.
Si no saben hacerlo, señores políticos, sobre todo el arrendatario de la calle Génova mientras la arrendadora madrileña se lo permita, miren a los voluntarios. Incluso a Castilla y León, donde descontados los de la derecha extrema, los políticos, al menos de momento, están dando un ejemplo de cómo se debe actuar ante una situación así, a ver si dura. O, mejor, miren y aprendan de Óscar Puente y de su eficacia en la gestión de esta catástrofe. Trabajando, informando, dando la cara. Y todo sin un sólo reproche, sin un mal gesto ni una mala palabra, utilizando todos los resortes necesarios para mantener perfectamente informados a todos de cuál era la situación en cada momento y cómo se estaba trabajando para atajarla, además de resaltar y agradecer el esfuerzo y la dedicación de todas las personas. Así se ejerce la política, poniéndose al frente de los problemas para dar soluciones a los ciudadanos.
Soluciones que son, precisamente, lo que piden los castellanos y leoneses a sus problemas, que no son pocos, y a los desequilibrios, que son muchos más, y que esperan que gran parte de sus remedios se recojan en los presupuestos. Unas cuentas que se conocen, que se han desgranado pero que, para desgraciada de los ciudadanos, siguen esperando a que los políticos dejen de marear la perdiz.
Y es que eso, y no otra cosa, es lo que están haciendo Tudanca y los suyos y los de la derecha extrema. Resulta que unos, las huestes de Tudanca, le dan el plácet al techo de gasto de un «presupuesto fake» pero ahora dicen que nanai, que o los registran en las Cortes o que aquí paz y después gloria. Vamos que de negociar, nada de nada. Claro que los otros, los de la derecha extrema, esos que negociaron muchas de las partidas de esas cuentas antes de que el emperador Santiago Abascal les obligara a romper el pacto y que llevan descalificándolos incluso antes de conocerse, exigen ahora que los registren en el Parlamento autonómico. Sería la primera vez que alguien lleva un presupuesto a sabiendas que se lo van a tumbar. Lo dicho, marear la perdiz.
Por cierto, hablando de las Cortes, nada se le ha oído a estos de la derecha extrema sobre el letrado mayor y la denuncia por acoso laboral. Curioso.