Diario de Castilla y León
Marcos Herreros, Letrado Mayor de las Cortes de Castilla y León.

Marcos Herreros, Letrado Mayor de las Cortes de Castilla y León.ICAL

Creado:

Actualizado:

El lugar en el que debería residir la soberanía del pueblo de Castilla y León sólo se aloja el escándalo, el oprobio y los vagos apoltronados. No gana para escándalos las Cortes de Castilla y Pollán. Para todo lo demás suelta billetes a destajo entre los concernientes, aunque no asistentes. Ahora, al mayor de los letrados, el letrado mayor, un arrogante de tomo y lomo, le acecha una imputación por acoso laboral, ciertamente fundada. Aunque como bien sabe el letrado, le asiste la presunción de inocencia delictiva. La presunción de soberbia y altanería la perdió el día que decidió, día a día, ser más protagonista que los parlamentarios, asomando por todas las fotos y saraos a los que podía. Por eso hoy es noticia con retrato. Se ha retratado en varias ocasiones interpretando el reglamento de la cámara a su antojo y al de su jefe jerárquico, el presidente del hemiciclo, que hoy tiene un cisco morrocotudo por dar rienda suelta a las ambiciones y vanidades del letrado mayor. Letrado que llegó con él y con sus decisiones. Lo extraño, o no tanto, es que los artistas estos que pueblan las nóminas de las Cortes, que tanto exigen para fuera, no cuenten con un protocolo contra el acoso, como tampoco cuentan con la auditoría del Consejo de Cuentas, que es la única administración que jamás ha supervisado para no levantar el faldón de los cobros ilegales, como esos 1.800 euros mensuales que añaden al sueldo porque les da la gana. Deberían contar con protocolo de acoso, de violencia machista, de pederastia y hasta un control de alcoholemia, que hay mucha aficionada y aficionado a mezclar frasco con volante. El de drogas posponemos para otro periodo de sesiones. Es el colmo de la indecencia que el letrado mayor de las Cortes, Marcos Herrero Martín-Tutor, llegado de la corte del alcalde de Madrid, esté metido en este apuro de acoso laboral. Es una alegoría de lo que es esa casa, donde hasta alguno pillaron ‘almorzándo’ con una alumna de tesis en el despacho.

tracking