TIERRA ADENTRO
El último Quijote
LA SANABRIA CULTA, la que asume su arcano fronterizo de cruce de caminos, la que se enorgullece de su baluarte natural y conserva viva la memoria de la tragedia del 59. Esa Sanabria interior salpicada de alojamientos rurales y mesones que alientan la economía rural que nos queda. Esa comarca donde aún montan guardia los castaños y robles centenarios y repican campanas, por fortuna, en muchas aldeas, además de los líricos tañidos de la noche de San Juan en el lago unamuniano. Esa Sanabria llora estos días al último Quijote, al profesor Leandro Rodríguez. Durante más de cincuenta años fue contundente, incisivo a la hora de defender su teoría, “que no hipótesis”, sobre el origen de Miguel de Cervantes Saavedra. Leandro, que era sanabrés de nacimiento y de sentimiento, llevó su Quijote a la literatura de viajes, a los libros de investigación, se batió en foros cervantinos, participó en conferencias y congresos, mantuvo pugnas académicas y fue siempre una perla para cualquier periodista con interés. Leandro murió lejos de las montañas de Sanabria, allá por los Alpes suizos, donde vivió e impartió clase en la Universidad. Más tarde, este catedrático en Teología participó en numerosos organismos internacionales. Y en todo ese momento defendió, apasionado, su teoría: Miguel de Cervantes fue judío y sanabrés. Dejó todos los datos de sus investigaciones en numerosas publicaciones y libros puntualmente documentados en los que, cargado de motivos, según sus obras, fundamentalmente El Quijote de la Mancha, se inspiró en el escenario sanabrés, en hechos, lugares, costumbres, topónimos y aldeas. Entre ellas, la de Cervantes donde sigue, y no seré yo quien lo desmienta, la casa del escritor, entre zarzas, y su palomar con nidales vacíos y su puerta sefardita destartalada. Conocí a Leandro hace casi tres décadas. Fue siempre la mejor historia, el personaje por definición. Siempre aportaba contenido lleno de erudición, sutilezas, controversias. Nos envolvía en sus locuras de intelectual testarudo. Su insistencia logró que el grupo de acción local de la comarca le respaldara señalizando, siempre según sus apuntes, la que sigue llamándose Ruta del Quijote Sanabrés. Tiene razones para no desaparecer de la oferta turística y cultural de la tierra sanabresa. Esta ruta llena de controversia ha servido para propagar la cultura cervantina. Fue tanto lo escrito, lo investigado y la fuerza humanística que irradió Leandro que logra en el senderista más simpatía que interrogantes. Ahora tengo más claro todavía que don Miguel fue judío y que nació en una aldea de Sanabria. Y que los huesos del hijo de Zebedeo y Salomé, y hermano mayor del apóstol Juan, están en la cripta de la catedral de Santiago.