Diario de Castilla y León

Editorial

Y también la política propia de macarras en una timba de póquer

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Leticia Pérez ICAL

LA CORDURA ha caducado pronto en ese lugar en el que reside la soberanía popular llamado Cortes de Castilla y León, pero convertido en un sumidero de egos, teatralizaciones y hoguera de vanidades a la que 81 representantes elegidos por los ciudadanos de nuestra comunidad acuden a convertir su oficio en un esperpento, cuando no en una vergüenza. Y la vergüenza de lo que ocurre en los plenarios en ocasiones, muchas, irradia en las redes sociales, para que los ciudadanos tengan constancia del nivel de mamarrachos que en algunos casos nos representan.

Son tan grotescos, en ocasiones, que no son ni conscientes de lo mucho que se deterioran a sí mismos con sus actuaciones, alocuciones y comentarios. Ayer fue uno de esos días grotescos y vergonzantes en el que los líderes del primer y segundo partido de la oposición, Luis Tudanca (PSOE) y Juan García Gallardo (VOX), no tuvieron mejor ocurrencia que sacar a colación a los parientes del contrario para atacarse mutuamente. Primero fue Tudanca, muy aficionado al miserable arte de usar a la familia de los rivales, bien aleccionado y tutelado por Francisco Igea, el que lo dejó compuesto y sin gobierno, pero que ahora le marca el ritmo, a la vista de que Tudanca está más ausente que presente. Tudanca hizo una sutil, pero nítida alusión al abuelo de Gallardo y sugiriendo un pasado nazi, que nunca tuvo, por el mero hecho de ser de procedencia alemana. Y no tuvo mejor ocurrencia Gallardo que responderle comparándolo con Ábalos y sus aficiones femeninas con una foto de la actual pareja de Tudanca. Es decir, los dos hubieran gozado en Valencia, tras las primeras horas de la DANA, a la vista de que el barro les llega a los morros y les encanta saborearlo.

Lo de los últimos días fue un espejismo a la vista del nefasto espectáculo protagonizado por ambos. Llegados a este punto, llámense lo que quieran, díganse lo que quieran e incluso, si tienen tanta ansía, queden a la salida, como los matones del colegio. Pero, por respeto a ustedes mismos, dejen a un lado a sus familias, que bastante tienen con sufrir la vergüenza del espectáculo que ustedes les brindan.

Es un asunto tremendamente rastrero en la política el uso de los muertos, al que tanta afición tienen algunos. Pero no lo es menos el uso de los familiares en el foro del hemiciclo de las Cortes de Castilla y León. Es grosero. Es grotesco. Es denigrante. Es inaceptable. Es una auténtico asco ver a gente a la que pagamos 103.000 euros de nuestros impuestos dedicar el tiempo a escenas de puro navajeo como macarras en una partida póker.

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