Era su feminismo

ESTABAN TAN enzafranados en la lucha feminista que no repararon que en el escaño de al lado había un cerdo, agresor de mujeres y cocainómano por excelencia. Hoy todo son reparos, pero la pose del feminismo de escopeta y subvención ha quedado irreparable. Francotiradoras contra cualquiera que se menee en contra del dogma. Feminismo es aparato. Estructura y organización bien regada de billetes. Mientras, las mujeres mueren a manos de bellacos y machistas. Y si con eso seguimos alimentado de billetes el chiringuito, más se perdió en Cuba. No tiene que mirar muy lejos la ministra del ramo de la Igualdad, la vallisoletana Ana Redondo, para avistar el negociado. Cada martes se comparte mesa y acuerdos de gobierno con los encubridores. No hay que ir a por Errejón, hay que ir a por el sistema, como los periodistas del Boston Globe cuando hicieron añicos la archidiócesis para desenmascarar un modelo estructural de pederastia dentro de la Iglesia. No eran los pederastas, eran los encubridores. Y hoy no les asiste ni la presunción de inocencia que decidieron suprimir para al resto de los mortales, igualando con ello a decentes e indecentes. El consentimiento en el centro. Por eso cerraron los ojos mientras nos sermoneaban y consentían que el monstruo esquivara al personaje. Más billetes, es su feminismo. Pam, Pam, Podemos. Unidas. Vivir del feminismo farandulero y rencoroso. La amargura insincera. Sumar no es restar, pero ande yo caliente (Errejón), ríase la gente. Un cursillo y lo arreglamos. Y de paso, nociones de Excel para contabilizar violadores de mujeres, agresores de niñas y pederastas indultados en sus tiempos penitenciarios. Más calaña en la calle. Más dolor. Más billetes para el chiringuito, que ya factura la parienta, en violeta y oro. Era su feminismo el que nos aterrorizaba. La próxima pancarta, por favor, se la cuelgan de las narices. Difícil sorber y soplar al mismo tiempo. Errejón, harina de otro costal. A poco no le han dado el Balón de Oro.