Veganzones se reconcilia con VOX
Mariano Veganzones, en una imagen de archivo
No sé si recordarán a aquel que fue consejero del ramo de la industria y lo laboral en la coalición de gobierno interruptus por parte de VOX. Veganzones de apellido, Mariano, de nombre. Salió escopetado del partido, dando un portazo, cuando la impulsividad de Abascal le dejó sin consejería con la que fustigar a la UGT, las Comisiones Obreras y las gambas. No había dado señales de vida en su cuenta de X hasta hace unos días, desaforado alentando tuits de VOX Castilla y León contra el PP. Veganzones quiere reconciliarse con VOX. Lo que no parece demasiado claro es que VOX quiera reconciliarse con Veganzones después de negarse a dimitir del cargo de consejero como le habían pedido sus mayores de Bambú. Optó por el clásico de Camilo José Cela: el que resiste vence. Resistió unas horas, las que necesitó Mañueco para rubricar su cese y el de Agricultura, Dueñas, que hizo mutis por el foro sin hacer ruido, pero que también albergó la esperanza de que Mañueco lo acogiera en su seno. Mañueco sólo indultó un morlaco aquella tarde (aunque fue de mañana), al maestro consejero de Cultura y Turismo, el siempre aplomado Gonzalo Santonja. Y ahí sigue, campando por el ruedo de la Junta. Veganzones se quedó sin cargo, sin partido y sin esperanza. Ha tenido que dar con sus huesos en el Consejo Económico y Social, donde tenía su labor y su salario. Y eso pese a que el secretario general de la UGT CyL, Faustino Temprano, muy desahogado él, pidió al ejecutivo, en el fragor del último encuentro del Diálogo Social, que le buscaran traslado en la Junta para no tener que darse de bruces con él. Alquien más afinado le espetó que confiaba en que un sindicalista se dedicara a defender el puesto de trabajo de un asalariado del CES. Pocas y escasas parecen las subvenciones que reciben, por mucho que brame VOX, para el espectáculo que ofrecen y el brazo que tienen a la hora de soltar lo primero que se les ocurre en sede institucional los gachós estos.