Las cifras evidencian la obligada lucha contra la violencia machista
NO VALEN medias tintas, ni mucho menos mirar para otro la lado. En la lucha contra la lacra de la violencia machista no se puede ser equidistante, ni buscar argumentos diferentes a lo que es, una violencia de género, sí de género, porque es aquella que se ejerce y sufren a manos de su parejas o ex ex parejas las mujeres por el mero hecho de serlo.
Una lacra que las cifras vienen a demostrar que, por desgracia aún está muy lejos de acabar con ello. Todo lo contrario, cada vez hay más casos y más víctimas y, lo que es peor, más mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas. Y, ante eso, toda la sociedad, y las administraciones como estilete y punta de lanza, tienen que plantarse y poner pie en pared para acabar con la violencia machista.
Es hora de revisar las políticas en marcha, ver lo que se está haciendo y estudiar al detalle qué se está haciendo y cómo. Sólo así podrán detectarse los fallos en el sistema, que los hay, y corregirlos. Es desolador e inasumible para una sociedad que se precie de serlo el disparado aumento en el número de casos y de víctimas de violencia de género. Desde la administración, todas independientemente de su color político, se tiene que ir de la mano para redoblar, mejorar o articular nuevas políticas y medidas que venga a frena este aumento en el número de víctimas, primero, y acabar con esta lacra definitivamente. Una sola fallecida es un fallo de la sociedad. Poco importa si había denunciado o no, que evidentemente el primer paso y fundamental es denunciar, porque el fallo radica en que la sociedad, toda en su conjunto, no activa los mecanismos al primer aviso, cuando simplemente detecta una actitud que evidencia un síntoma de violencia.
Las cifras son de tal magnitud que es obligada actuar y hacerlo desde ya y sin más dilación. Pero tiene que hacerse desde abajo, desde la educación que reciben los niños y niñas e en casas y en las aulas. Una educación de respeto. Y es que lo que también recogen las cifras es que 43 de los casos activos de Castilla y León tienen como víctima a una menor, con 9 casos en riesgo medio. Números que reflejan que la violencia machista la están sufriendo cada vez más mujeres menores de edad.
Es hora de actuar aún más. Las cifras recogidas en el sistema Viogen demuestran bien a las claras la necesidad de redoblar las lucha para acabar de una vez por todas con la lacra de la violencia machista.