LA SOLANA
Los tiempos y las tretas en procesos democráticos
CASTILLA y León ha sido escenario de una dura disputa entre los socialistas por las fechas de la celebración del congreso. Los afiliados o militantes de los partidos se expresan en los procesos congresuales que, igual que una convocatoria electoral, requieren una reglamentación para que su desarrollo ofrezca garantías y haya unas reglas claras de juego. Por eso, también, se marcan plazos para las convocatorias, pero siempre hay posibilidades de tomar decisiones que aceleren o retrasen estos procesos. En el caso del PSOE de Castilla y León la decisión que ha detonado la polémica y que le ha explotado en las manos al que encendió la mecha, ha sido la de optar la rapidez. Primarias exprés, pero saltándose lo que marcan los estatutos, que señalan que los congresos regionales deberán realizarse tras la celebración del federal. Se retorció de forma evidente la interpretación de la norma haciendo ver que las primarias no forman parte del proceso congresual, a pesar de ser la parte fundamental, donde se elige al líder del partido. Acelerar la cosas tiene como objetivo, normalmente, evitar que los adversarios puedan prepararse, que se articule adecuadamente una alternativa. Así que intentar apelar a una mayor democracia por anticipar los procesos en casos como el del partido de los socialistas castellanos y leoneses no tiene pase, máxime porque nadie impide a los militantes expresarse, ya que la primarias pueden celebrarse igualmente. Las intenciones quedaron muy claras cuando se escuchó una voz entre los promotores de la precipitación con ese «que se jodan, que no se lo esperaban». Se trataba de eso, de coger desprevenidos a los que quieren organizar una alternativa, además cuando entre los posibles relevos se rechazaba hablar de ello para centrarse primero en el congreso federal. Es cierto que siempre se juega con los tiempos de los congresos y se hace en todos los partidos. En 2018, a Pablo Casado le vino bien la rapidez en la celebración del congreso para la sucesión de Rajoy, ya que no hubo tiempo para consolidar alternativas. En Podemos, Pablo Iglesias manejó muy bien los tiempos en Vistalegre I (2014) y II (2017), optando por la rapidez. En 2017 el perjudicado fue Íñigo Errejón. Hay más ejemplos de prisa o de calma ante los congresos como estrategia para consolidar liderazgos e impedir la construcción de alternativas. En este sentido, no es algo original el caso de Castilla y León.
En lo que sí es hay una gran particularidad es que se llegue hasta la vulneración de los estatutos para conseguir el objetivo y apelar a la democracia cuando romprer normas y el consenso en su interpretación es más bien todo lo contrario. Para afrontar los procesos democráticos se pueden buscar tretas, que se definen como artificios sutiles e ingeniosos para conseguir algo, pero en el caso de Castilla y León, ante la falta de sutileza, no se puede hablar de tretas sino que habría que buscar otra palabra.