Diario de Castilla y León
Juan Luis Cepa, Luis Tudanca y Ángel Hernández

Luis Tudanca, imagen de archivoICAL

Creado:

Actualizado:

La política actual está tan rematadamente imbuida de vértigos que Tudanca, inconsciente de la velocidad y la altura, se ha metido, él solito, o con ayuda de otras, en un laberinto de abismos, que cada uno va llevando a una caída más estrepitosa. Él se lo ha guisado y él se lo va a tragar. Dueño de su destino y desvaríos. Ha entrado en una espiral tan infantil en la que todo el mundo es culpable de lo que le pasa menos él. Ahora es Óscar López, ministro de Sánchez, que fue el que lo trajo de la manita a Castilla y León para poner fin a la ‘era Villarrubia’, previa maniobra orgánica, aquella en la que la hoy también ministra Ana Redondo lideró la caída de la ejecutiva de Villarrubia con la dimisión masiva de dirigentes. Maniobra, estatutaria donde las haya, por cierto que entonces no le incomodó para nada a Tudanca. La realidad es tozuda y la verdad lo aplasta a cada paso. Pero nada de esto esconde lo esencial. Tudanca celebra en estos días una década al frente de la oposición. Registro que nadie ha alcanzado jamás. Diez años cosechando derrotas y fracasos. ¿Se atreverá a culminar otra marca más no lograda por nadie hasta ahora? Perder las elecciones (dos veces). Perder el gobierno después de ganar las urnas. Perder una moción de censura. Sólo le falta perder unas primarias, sobre la hierba segada por Sánchez, y podrá lucir en el Olimpo de la política un título único. El Grand Slam de la política. Cuando Tudanca arribó a la secretaría autonómica, sobre la tierra batida por Óscar López, entonces número dos de Rubalcaba, Apple acababa de lanzar el iPhone 6. La marca de la manzanita mordida ha sacado al mercado el mes pasado el iPhone 16. Diez iPhones mediante, el autonominado paradigma de la dignidad, la moral y el tronío, tiene al PSOE de Castilla y León en el mismo sitio que lo encontró, varado en la parte zurda del hemiciclo nacarado. Eso sí, las ganas y la ilusión intactas. Y la cartilla atiborrada.

tracking