Diario de Castilla y León

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A principios de este siglo XXI que tan rápido vuela, hace casi veinticinco años que un alcalde de la ciudad de Burgos decidió que había que pensar cuál debería ser el futuro de la capital de la provincia y cómo habría que alcanzarlo. De repente surgió la idea de encargar un estudio que analizase las debilidades, fortalezas, amenazas y las oportunidades para determinar desde dónde se partía y adonde había que llegar. Y se fastidió el invento. Se gastaron una pasta gansa en que unos becarios -dicho sea sin ánimo peyorativo- de una multinacional elaborasen un presunto plan estratégico plagado de copia-pega de los apuntes de la teoría de clase de cómo-hacer-un-plan-estratégico-sin-morir-en-el-intento. Para colmo, si encargar un estudio a una consultora no fuera sentencia de muerte suficiente para cualquier proyecto, de remate se tomó la decisión de crear un órgano consultivo para asesorar, evaluar, proponer e incentivar las líneas de acción política para que Burgos alcanzase su objetivo. Cicuta para regar la planta. Así salió el invento. En ese órgano epítome de la tan cacareada participación se metió a todo pichi. Al igual que años después, ya con otro alcalde de otro signo político se replicó el mismo proceder para llevar adelante la candidatura a la capitalidad cultural europea, entre otros estamentos como el patronato de la Aduana o los consorcios del desvió y el polígono. Se llama a filas para este tipo de componendas a la universidad a los sindicatos, las cajas de ahorros, la patronal, la Cámara de Comercio y el sursum corda y todos envían a su mejor plantel de ociosos y/o meticones para regocijo de los políticos que se pueden colgar la medallita de la participación sin que, en realidad, nada avance fuera de control. Si realmente, como afirma desde el primer día, el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Burgos quiere abrir las puertas del futuro con la industria como eje principal, debería desandar el camino y dejar de repetir los patrones caducos y fallidos del pasado. ¿Cuántas décadas de reuniones hacen falta para determinar lo que ya es sabido? No hace falta más diagnóstico, hay que pasar a la acción. Es más, hace 30 años que debería haber comenzado esa transformación con el ejecutivo local tomando decisiones desde el primer minuto. Lo vimos cuando aquel alcalde del que les hablaba al inicio, el socialista Ángel Olivares, se empecinó en que Burgos debía ser la capital de la evolución humana. Dicho y hecho. Imaginar y ejecutar, lo otro es espantar moscas con el rabo. Hay que tomar una ruta y avanzar con todas las consecuencias, consultando a quien corresponda, pero sobre la marcha , no pasándose papelitos de unos a otros para acabar como siempre, lamentando que hay una deuda histórica con Burgos y que si las infraestructuras ni qué niño muerto. Si ni siquiera nos movemos nosotros, a quién le importa. Hay que pasar a la acción y ya es tarde.

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