Rato, VOX, Mañueco y Mbappé
Vamos A explicarlo sencillo y clarito. Con el sentido común del porquero de Agamenon y la simplicidad de Marco Aurelio. No puede pretender VOX ni el ex vicepresidente de la Junta, por mucho que se empecine, en que el PP tenga que asumir los postulados de un pacto de gobierno, una vez roto ese gobierno, y por tanto arruinados los acuerdos que forjaron el pacto. Esto no es del porquero de Agamenón, es del que asó la manteca, otro célebre de la lógica aristotélica. Que al PP de Mañueco le picaba la camisa con la Ley de Concordia o con el Diálogo Social dinamitado, lo sabe hasta el que asó la manteca, otro de los grandes del silogismo simple. Que tales asuntos se incluyeron en el acuerdo de gobierno por exigencia de Abascal, no creo que, a estas alturas de mandato, exista duda alguna. Pero roto el gobierno, fracasa el contrato, como en cualquier negocio. Y este de los pactos políticos es un negocio más en el mercadeo de la política. ¿Qué levante la mano quien no entienda que si se rompe un acuerdo de gobierno automáticamente decae el acuerdo que condujo a la sociedad? Es como si hubiera que pedirle a Mbappé que no se las enchufe al PSG porque trabajó en el equipo parisino a sueldo. Que es justo lo que pretende el jeta del jeque, que Mbappé no cobre lo que le corresponde por su actividad laboral en el club francés. Son relaciones contractuales, que se extinguen con el desacuerdo. Es el mercado, amigo, que diría el célebre Rodrigo Rato. Pregunten a su sobrino, sin ir más lejos. VOX decidió dejar el gobierno de la Junta en el ejercicio de su derecho y sus convicciones. Con esa misma libertad ejercida le otorgó las manos libres al PP para hacer de la capa de la legislatura el sayo de sus antojos. VOX es oposición por decisión propia. Le falta asumirlo. Y el PP es gobierno en solitario, le guste o no. Sería un tanto ingenuo pensar que desde la oposición se puede decidir lo que se dirime en el consejo de gobierno cada jueves. Es de Perogrullo.