EL RUBICÓN
El frío polar del invierno
CON EL final del verano, que canta el Dúo Dinámico y que algún político de los de más de 100.000 euros al año ha sabido prolongar y prolongar, vuelven sus señorías a las Cortes de Castilla y León, algunos para hacer lo mismo que vienen realizando desde que arrancaba la Legislatura, calentar el asiento y apretar el botón a la hora de votar, y a veces ni eso saben. Deberían hacérselo mirar porque la realidad evidencia que nadie les ha echado de menos.
Vamos que, cada vez más, a los ciudadanos les importa menos lo que pasa dentro de las paredes de ese mausoleo que se asienta en la avenida Salamanca de Valladolid, básicamente porque nada de lo que allí sucede o se aprueba sirve para dar solución a sus problemas. Ya pasó durante la pandemia del Covid, cuando el mausoleo permaneció cerrado y sin actividad meses y meses y ni se notó, porque nadie les echó de menos. Insisto, que se lo hagan mirar porque de los 81 procuradores que asientan sus parlamentarias posaderas en el hemiciclo de las Cortes sobran 82. Y quien no lo haya pillado que lo vuelva a leer.
Pero la realidad es que sus señorías ya están de vuelta de sus vacaciones y, para alguno de ellos, el regreso ha servido para darse de bruces con la triste y fría realidad, esa que le lleva una fila de asientos más arriba, donde el color azul de la bancada de gobierno se torna granate y sabes que estás en la oposición y que ya nada volverá a ser como antes, que canta en esta ocasión ‘El Canto del Loco’.
Unos escaños, los de la oposición, donde por más que te llames Juan García-Gallardo y de segundo Frings los focos de las cámaras ya no te apuntan tanto y lo que digas, y hasta lo que hagas, irá importando cada vez menos. Y será así por mucho que ahora la estrategia pase por exigirle a Alfonso Fernández Mañueco que cumpla lo pactado. Entre otras cosas, porque ese tiempo ya ha pasado. A Mañueco ya no le ata pacto alguno que le obligue a una ley de concordia o de violencia intrafamiliar, exigencias de una derecha extrema y sólo de ella, que volaron el mismo día que el capitán general de VOX hacía saltar por los aires los pactos con el PP en las comunidades autónomas, Castilla y León incluida. Donde ellos, los de aquí, no querían.
Y es que por más que repita y repita que o con VOX o con el PSOE o no habrá presupuesto, Mañueco seguirá mirándole como cuando las vacas ven pasar al tren, desde la placidez que le da la bancada azul del gobierno sin tener que escuchar estridencias y salidas de tono de la derecha extrema. Y sabiendo que con prorrogar el presupuesto y cargar las tintas contra la falta de intención y de interés de la op0sición por llegar a acuerdos le sobra y le basta. Si a eso le añade lo de la defensa de los intereses de los castellanos y leoneses, lo tiene hecho. Para Juan García-Gallardo y de segundo Frings lo que le queda es el frío polar del invierno en la oposición.