Fromago, la clave y el símbolo de un futuro real para Zamora
COMO EN CASI cualquier éxito presente siempre le precedieron agoreros cargados de desidia y desánimo. Fromago, el gran festival español del queso que emprendió ayer su segunda edición en la capital zamorana, no iba a ser menos. Pero bastó una edición para certificar el acierto de una iniciativa que nació del empeño y la tozudez del entonces presidente de la Diputación, Francisco Requejo, hoy alejado de la política tras el naufragio de Ciudadanos. Contra viento y marea, pero sobre todo contra victimistas y lloricas, emergió Fromago. El sucesor de Requejo en la institución provincial, Javier Faúndez, un político cercano, agudo, pegado a la realidad, pero también humilde, ha sabido entender el modelo y coger el testigo para reforzar Fromago en su segunda edición, con tal empaque que parece que el festival quesero llevará ahí toda la vida en la identidad de Zamora.
Pero Fromago no es sólo la mayor muestra quesera de España, que también. No es el mayor mercado quesero de España, que también. No es uno de los grandes alicientes de promoción y turismo de Zamora, irradiando a buena parte de Castilla y León, que también. No es un fortalecimiento de la imagen de una provincia que sufre como pocas la sangría demográfica, que también. Fromago es todas esas cosas, pero en esencia el símbolo industrial para el progreso y el desarrollo de Zamora a través de un negocio autóctono, que se desarrolla desde su origen hasta su transformación en los diversos territorios que configuran ese compendio de diversidades que es la provincia zamorana. Fromago tiene que ser un mensaje inequívoco de si alguien quiere producir queso, un producto vigoroso, en constante evolución y con un atractivo desmedido para la alimentación, el consumo, la gastronomía y el turismo, Zamora es el lugar ideal. Zamora, la mayor productora de queso de España, que además de volumen aporta una calidad máxima al producto.
Fromago es el acicate definitivo para que la industria quesera forje un proyecto de futuro en el territorio, como lo ha hecho la de la automoción o la chacinera en otros territorios con enorme acierto. Una industria que empuja las ciudades, pero que también alienta los territorios rurales. El compromiso de las industrias de la zona así lo certifican. Zamora tiene un elemento clave para su futuro y debe exprimirlo al máximo. Mientras espera la llegada de 1.400 militares a Monte la Reina, que no acaban de llegar nunca, Zamora no debe dejar su futuro al amparo de las promesas políticas que tanto abandono le han ocasionado. Tiene instrumentos y ahora tiene una herramienta llamada Fromago, orgullo de Zamora.