Cerrar

Creado:

Actualizado:

La cuadratura del círculo es imposible. Ese extraño concepto gubernamental de la inmigración circular solo responde a esa idea, tan de actualidad, de pensar que los problemas se solucionan poniéndoles nombre. Extrañamente, resulta tranquilizador para la sociedad el hecho de que a una situación problemática se le ponga nombre, como si de un diagnóstico médico se tratara. Y el Gobierno es especialista en utilizar la retórica ante situaciones difíciles poniéndoles nombre en vez de soluciones.

Si hay un espacio político en el que debería haber cierto consenso político entre los dos grandes partidos de España, ese es el de la inmigración para evitar conflictos sociales, efectos llamada y discursos de odio. Tanto los socialistas como los populares deberían dar ejemplo de un mínimo sentido de Estado acercando posturas y buscando acuerdos ante un asunto que puede convertirse en el mayor problema para la Unión Europa en los próximos años. Ambos partidos deberían buscar fórmulas de entendimiento alejadas de extremismos y fanatismos. Aquí no valen ni el buenísimo infantil de los de Sumar o Podemos, ni el discurso xenófobo de Vox.

A los de la izquierda radical habría que sentarles a hablar con los miles de autónomos que se dejan la piel y el sueño trabajando y arriesgando su dinero para poder pagar a Hacienda y las miles de prestaciones sociales sin justificar. Y a los de extrema derecha habría que ponerles frente a los cayucos desvencijados y masificados a ver si tienen coraje (por no decir otra cosa) para subir a sus hijos para buscar, ya no una vida mejor, sino la propia subsistencia. No nos engañemos. Por mucho aprovechado o vago que pueda haber, a nadie le gusta jugarse la vida en una travesía sin las mínimas condiciones de seguridad hacinados como animales buscando un destino de paro y miseria en un país desconocido. Hablamos de los menas como si fueran niños mal criados y caprichosos navegando en un crucero de CubMed para aprovecharse de nuestro trabajo. No hay duda de que quien está dispuesto a emprender ese infernal viaje hacia ningún sitio lo hace por desesperación y no por aprovecharse de nadie ni por invadir a nadie.

A pesar de ello la caridad y las razones humanitarias deben ejercerse en estos casos con inteligencia, con precaución y con estrategia por lo que los dos partidos mayoritarios deberían esforzarse en encontrar soluciones intermedias eficaces más allá de nombres retóricos y al margen de extremismos y minorías que nos estrangulan como sociedad. A ver si por ahí podemos empezar a superar el chantaje de las minorías y recuperar el sentido común.