El peso ministerial de Castilla y León tiene que traducirse en la realidad
NUNCA, CON excepción en los siete años en los que el presidente del gobierno fue el leonés José Luis Rodríguez Zapatero, Castilla y León tuvo tanto peso en el gobierno. En la segunda etapa de Aznar coincidieron tres ministros procedentes de Burgos y Soria en el gabinete: Lucas, Posada y Aparicio. Una presencia fuerte pero más testimonial como premio a sus trayectorias en departamentos de bajo perfil político. Con Pedro Sánchez tres son los ministros, dos vallisoletanos, Oscar Puente y Ana Redondo, y uno segoviano, Óscar López, que también fue el líder regional, llegado como un paracaidista, antes que Luis Tudanca. Tres ministros. Enorme peso para una autonomía que dejó de pitar en los tiempos de Rajoy. Así nos lució el pelo en materia de infraestructuras, todas paralizadas desde la etapa de Ana Pastor hasta la de Íñigo de la Serna, el sepulturero ministro de los soterramientos ferroviarios, incluido el de Valladolid por el que ahora pelea el PP, como si no hubiera sido obra de ellos la opción de la integración.
Tres ministros que cuya influencia tendría que notarse en el territorio. De momento sólo se está notando la influencia de Puente en Transportes, que ha sacado del empantanamiento al que sometieron sus antecesores a casi todas las infraestructuras pendientes de Castilla y León. Un empantanamiento al que las castigó la sectaria Ana Pastor. Pero ninguno de sus sucesores hizo nada por rescatarlas, incluida la penúltima inquilina, ahora presidiendo Paradores con un sueldo de 190.000 euros, esa inutilidad política llamada Raquel Sánchez.
La presencia de tres ministros en el gabinete de Puente debería notarse en un impulso de los proyectos pendientes en todos los ámbitos de Castilla y León. Lo contrario sería una anomalía. Eso, o que pintan menos que Tudanca en el PSOE, que tampoco ha tenido nada que ver en el nombramiento del nuevo ministro, que hasta ahora era la persona más influyente de Moncloa para pasar a llevar la entelequia ministerial de la transformación digital.
Óscar Puente tiene pendiente una cita con el presidente de su comunidad para abordar la urgencia de las infraestructuras de Castilla y León. Y la Junta debe afinar cuáles están en el ámbito de la urgencia, porque los Reyes Magos no van a llegar desde Moncloa por muchas cartas que se les escriba. Hoy, a no más tardar, Alfonso Fernández Mañueco, tiene que pedir cita inmediata con el nuevo ministro Óscar López, mientras el otro Óscar encuentra tiempo en su agenda para recibir al presidente de su comunidad de origen, porque no todo es verse con el valenciano Mazón, al que está forrando de millones par a su puertos y autovías marítimas.