Diario de Castilla y León

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Todos los veranos ocurre lo mismo. Y en Semana Santa y siempre que se produce una presencia masiva de vehículos en las carreteras burgalesas. La antigua autopista de peaje, liberalizada a bombo y platillo por un gobierno del mismo partido que prorrogó la concesión cuando le pareció bien, se convierte en una trampa para los viajeros. En puertas de la gran operación de retorno de las vacaciones de verano volverá a congregar a miles de vehículos a la hora en su tránsito desde el centro y oeste de la península hacia el norte y la frontera con Francia. Gran parte del tráfico en esas fechas es internacional y a ello hay que sumar el tránsito de mercancías por la principal vía de conexión con el país vecino. Esa autovía, la AP-1, es un embudo por el que apenas cabe el tráfico en fechas como esa. Es una vía muy anticuada, que requeriría de una remodelación integral como se hizo con el tramo de la A-1 desde Santo Tomé del Puerto hasta Burgos, obra que se está pagando con el sistema de peaje blando con cargo a los presupuestos del Estado como gasto corriente. El tramo de Burgos a Miranda de Ebro por esa autovía es tercermundista y las mejoras prometidas no llegan. Nada que nos extrañe en una provincia en la que esperar décadas por un trozo de autovía se ha convertido en lo normal. Tardó en liberalizarse la AP-1 y tardarán en ejecutarse proyectos de mejora como el tercer carril y los nuevos enlaces de Monasterio de Rodilla y Zuñeda. Mientras tanto, los atascos en esta vía son cada vez más frecuentes. Sobre todo cuando se produce un accidente de tráfico. Miles de personas atrapadas en kilométricos embotellamientos pueden dar fe de cómo se está acabando la paciencia con los fiascos de un ministerio como el de Fomento en el que ignorar los perjuicios a los ciudadanos se ha convertido en su santo y seña. Que se lo digan a nuestros paisanos atrapados en la estación de trenes de Chamartín en Madrid por culpa de los incidentes en la red ferroviaria. Ni siquiera tienen el consuelo de haber podido comprar uno de esos billetes de tren de las líneas low cost porque Burgos está excluido de la oferta. Otro regalo envenenado más que nos llevamos. Los problemas en la AP-1 y las incidencias en la red ferroviaria complican de forma inaceptable las comunicaciones desde Madrid con el norte de España y Burgos se ve perjudicada sin remedio. Sinceramente no veo que en esta legislatura vaya a producirse algún avance mientras siga al frente de la cartera el actual ministro, que, dada su condición de exalcalde vallisoletano, debería conocerse al dedillo estos problemas que afectan a las redes de carreteras y ferrocarril en este rincón de la Comunidad. Con anunciar que el tramo de la autovía del Duero entre Langa y Aranda va a ser el más costoso en marcha este año ya ha cumplido el expediente y puede irse tranquilo a jugar al gol en Lerma. Gracias por nada.

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