A Cepa ahora no lo conoce nadie

La política se ha convertido en un oficio tan ingrato como excesivamente remunerado a la vista de la cualificación del personal. Pasas del cielo de las Cortes de Castilla y Pollán a los infiernos del repudio en un abrir de secreto de sumario judicial. Eso le ha pasado a Cepa, Juan Luis, el ensoberbecido procurador del PSOE de Tudanca, al que pillaron metiendo el cuezo en una aplicación cachonda, en busca de infantes a los que hincarles el diente y demás atributos. Pero cachonda no de risas, de las otras. Qué afición tienen. Ya cazaron en una de estas o parecidas en el antiguo Twitter al ínclito Igea. Cepa tan soberbio y digno él, pontificando en moralidad en nombre de Tudanca y su mermada tropa, muy ufano. Y resulta que, a decir de un juzgado de Ciudad Rodrigo y el TSJ, es un guarro y un degenerado con presunción. A decir de los del PSOE de Tudanca es sólo un repugnante. El caso es que al Cepa, que andaba tan endiosado con el protagonismo concedido por los suyos, que ya no son suyos, sólo son de sí mismos, ahora no lo conoce nadie. Hubo alguna que el fin de semana previo a la renuncia «por motivos personales» anduvo borrando todo rastro de Cepa de sus redes sociales. Una de Salamanca, sin ir más lejos. Pero en el PSOE no sabían nada. Se enteraron por la prensa, como Felipe González de los GAL. Ellos dicen que se enteraron por el TSJ, que mantuvo oculto el escándalo hasta que lo destapó este periódico nada más producirse la dimisión, con acuse de comunicado. Lo sabían de cabo a rabo e intentaron que pasara desapercibido. A ver si nadie preguntaba. Por eso a algunas y algunos les escuece tanto este periódico. El caso es que a Tudanca el moralismo le ha salido por la culata. Cobijaba y promovía en sus filas a un violento maltratador, a una borracha al volante y ahora a un agresor sexual de niños, todos presuntos, menos la de la frasca. Como para dejar en sus manos las riendas de un partido regional. O una comunidad autónoma. ¡Vaya calaña!