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Un hecho histórico acaecido hace cuatrocientos años tuvo su plasmación en uno de los cuadros más conocidos de Velázquez que deleita al público profano, junto a las Meninas, a las Hilanderas o al triunfo de Baco. Me refiero a la rendición de Breda. Se encuentra, como los demás, en el Museo del Prado. Siempre que tengo la posibilidad de visitarlo, me gusta pasarme a contemplar este soberbio cuadro que rememora un tiempo en el que España diseñaba e influenciaba la geopolítica mundial. Quedan atrás aquellos días de vino y rosas. Este óleo sobre lienzo pintado una década después de la toma de la ciudad holandesa por el general de los ejércitos españoles de Centroeuropa, Ambrosio de Spínola, recrea el momento en el que el máximo representante militar del Reino de España recibe la llave de la ciudad de manos del gobernador de Breda, el noble Justino de Nassau, hijo de Guillermo de Orange y de Eva Elincx. El cerco fue un éxito de estrategia militar y sagacidad política española. En la capitulación, tal y como muestra la escena pictórica, el ejército reconoció la valentía del contrario al que respetó y permitió salir de manera ordenada.

En estos veraniegos días, en medio de varias olas de calor que no dejan indiferente a nadie, la investidura de Salvador Illa como Presidente de la Generalidad ha salido adelante gracias al acuerdo entre el Partido de los Socialistas de Cataluña y Esquerra Republicana con el que han fijado la hoja de ruta de la Comunidad Autónoma catalana para los próximos años. De todo el acuerdo, los medios de comunicación han desatacado el punto relativo a la financiación singular de Cataluña, que debe ir acompañada de la liquidación, gestión, inspección y sanción de los tributos, con una Agencia Tributaria catalana que sustituya la Agencia Tributaria española. La justificación política que está dando el Gobierno de la Nación es que este paso constituye un hito más en la progresiva federalización de España. Desde instancias públicas y privadas -la voz más contundente, por su autoridad, ha sido la del Presidente de Castilla-La Mancha- han dicho que este concierto fiscal a la catalana dinamita el principio de igualdad y de solidaridad entre territorios. ¿Qué singularidad financiera posee Cataluña que no tenga Castilla y León? A otro perro con ese hueso. Las cosas de comer no se tocan. Y si se tocan, tendrá consecuencias irreparables.