Episodio 10. En tu mejor momento
Reaparece tudanca en escena. Suena el teléfono en Moncloa. «Pedro, llamaba para recomendarte una playa paradisiaca en Pernambuco», suelta Mañueco a bocajarro. «Ja ja ja. Qué cachondo siempre, Alfonso. Me caes tan bien, que cualquier día te pongo al nivel de Illa y dejamos a Carriedo que recaude», suelta Sánchez mientras mete el bañador Speedo, de esos prietos de antes, en la maleta. «Con Carriedo nos sale a devolver, que gasta menos que el alcalde de Valladolid en peines», añade el de Salamanca, mientras ordena romper filas en el consejo de gobierno. El Colegio de la Asunción parece la parrilla de Spa Francorchamps. Salen como bólidos hacia sus destinos vacacionales. Alguna no coge ni la curva. «Oye, Pedro, que se te han metido dos de Vox en Moncloa. Donde no pudieron colarse con Feijóo, lo hacen contigo. Eres de traca. Y eso de Vox tuyo, conjugado con lo mío, me recuerda una de Mecano: unos entran, otros van saliendo y entre el barullo yo gobierno solo....». «Eres feliz, Alfonso. En tu mejor momento. Y en buena medida gracias a la tranquilidad que yo te proporciono», añade Sánchez, muy ufano. Responde Mañueco: «Ha vuelto Tudanca. Y lo ha hecho con ímpetu, para oponerse a ti y tus componendas con Esquerra. Está pletórico. En cualquier momento da dos ruedas de prensa en una semana. Somos, Tudanca y yo, dos astros perfectamente alineados. Me da que de esta no lo coláis en la amnistía. Yo es posible que solicite su indulto, te aviso, y que siga otra temporada. Me viene bien para la banda izquierda». «Ja, ja, ja. Me troncho contigo, Alfonso. Voy a ver si acabo con el equipaje, que lo de Illa me lo dejó Zapatero ‘maduro’. Rematamos y le pego un apretón al Falcon que ni Han Solo con el Halcón Milenario cuando lo arreaba al hiperespacio». «Disfruta, bandido», se despide Mañueco. Fundido en negro y rayas más oscuras. Fin de la primera temporada de Conversaciones telefónicas con Moncloa. Continuará. O no.