Diario de Castilla y León

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LA POLÍTICA, como la vida, está hecha de convicciones. Al menos así debería ser. Convicciones por las que debería regirse la acción de un político, sea del color que sea. Convicciones que, siempre que se ajusten a derecho y a los cánones de la democracia que nos hemos dado, son igual de legítimas vengan de donde vengan. Convicciones como las que tiene el alcalde de Valladolid con el soterramiento. Podrá gustar más o menos, podrá criticarse y rebatirse con argumentos su imposibilidad, que vaya por delante yo creo que es imposible, pero, desde luego, lo que no se puede negar es que Jesús Julio Carnero siempre ha defendido el soterramiento. Incluso cuando siendo presidente del PP de Valladolid defendía soterrar mientras el gobierno de su partido en Madrid, con el ínclito ministro Íñigo de la Serna a la cabeza, enterraba el soterramiento que no las vías y abrazaba la integración.

Claro que lo que olvida Carnero es, precisamente eso, que era su partido en el Gobierno quien enterraba el soterramiento de Valladolid. Eso también son convicciones que un político asume como propias, las de su partido que para eso milita en él, y si cambian, como ahora parecen que dicen en el PP que va a ser así si vuelven a gobernar el país, deberán explicar qué es lo que motiva ese cambio y cómo van a hacerlo. Todo sea por mantener intactas las convicciones de Carnero.

Como también deberá explicar el nuevo gobierno monocolor de la Junta, por qué hasta hace menos de un mes acataban sin rechistar, al menos públicamente que es lo que importa a los ciudadanos, los ataques de la derecha extrema de sus entonces socios de VOX a los sindicatos y al Diálogo Social y ahora hacen borrón y cuenta nueva. La senda a seguir es ésta, la de ahora, la de un gobierno que defiende y apuesta por el Diálogo Social y que no habla de «paguitas», privilegios y, mucho menos, de «comegambas». Pero esa no es la senda que venía siguiendo el PP en la Junta hasta el 12 de julio. Y basta con mirar al Serla.

No vale con salir ahora a decir aquello de ‘lo pasado, pasado’. Más que nada para saber a qué convicciones hay que atenerse con el PP, no vaya a ser que dentro de un tiempo, ya sea en febrero de 2026 o antes, las urnas vuelvan a arrojar la posibilidad de un pacto con la derecha extrema y, de nuevo, al PP se le olvide el Diálogo Social y vuelvan las «paguitas» y los «comegambas». O, lo que es lo mismo, echar a un lado y olvidarse de sus convicciones, al menos por un tiempo, para abrazarse a la política del todo vale… con tal de gobernar. Mira, justo de los que ellos acusan a Pedro Sánchez.

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