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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco.Juan Lázaro ICAL

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HACE CALOR. Mucho. El inquilino de Moncloa de sofoco en sofoco. El teléfono. «¡Qué sopor!, otra llamada, así no se puede regenerar agusto, Bego», murmura Sánchez en la salita mientras lee a Abad Faciolince, El olvido que seremos. «Anda, cógelo, gañán, que a mí me están peinando», responde la primera dama. «¡Qué tal, figura, que no sé nada de ti. Ahora soy un hombre libre. Tu, entrampado hasta las trancas!». «Alfonso, siempre me alegra oírte, aunque preferiría no escucharte. Ya me he enterado que te has quitado el lastre. Y está vez sin gastar un duro ni un tuiter de buena mañana. Eres un fenómeno y te admiro, y lo sabes». Responde Mañueco: «Eres un zalamero, como el alcalde, el alcalde de Zalamera. No sé el motivo pero te he cogido afecto y siempre aprendo algo en estas conversaciones nuestras». «Yo también, Fonso, hablan maravillas de ti los míos de ahí. Es el paraíso. Vaya convenio, como se entere Pepe Álvarez, tengo un jaleo: dos meses de vacaciones, más navidad, semana santa que no falte, ciento y pico mil al año, dietas para viajes y alojamiento, dos cuartos de media jornada cada quince días. Eso es empleo de calidad, Alfonso, y no las monsergas de la vicepresidenta esta que tengo de Restar». «Ya ves, Pedro, aquí nuestra preocupación son las personas, y no miramos ni género, ni condición ni calaña. Somos el gobierno de las personas, que no les falte de nada. Diálogo Social a tope, como Prada el de Canedo». «Oye Fonso, que si dicen que vas a hacerte un Mañueco y adelantar elecciones. Te están animando, bribón». «A la gente le gusta hablar por hablar. Ya sabes que yo soy de ‘vamos Real hasta el final’. En Madrid hay mucho gurú especializado en predecir el pasado. Luego los sofocos los aguanto yo. Déjate. Además, que si me da por adelantar a Tudanca no lo pillo por aquí ni de casualidad. Yo esas faenas no las hago. Se las dejo a Santonja. Buen verano, Pedro». «Cuelga Pedro, que aburres a cristo bendito». «Joo, Bego. Voy a regenerar».