Diario de Castilla y León

EDITORIAL

Intranquilidad en VOX, calma en el PP ante la amenaza de ruptura

Gallardo y Santiago Abascal

Gallardo y Santiago Abascal

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NADIE QUIERE ni en el PP ni en Vox Castilla y León romper el pacto de gobierno. Lo contrario sería reconocer que en el debate de política general exhibieron un ejercicio de cinismo sin precedentes. Eso fue sólo hace quince días cuando ambos socios se felicitaron mutuamente por la marcha de la coalición que va para dos años y medio de andadura. Se felicitaron del funcionamiento de un engranaje entre dos socios. Pero también de la marcha de la comunidad a la vista de los datos económicos, laborales, de educación, dependencia y sanidad que arrojan los distintos barómetros. El propio vicepresidente, Juan García Gallardo, lo ratificó ayer en Cortes con su intervención sobre la marcha de la comunidad. Pero es cierto que desde ayer recorre una tensa intranquilidad entre los cargos y representantes autonómicos de VOX ante el órdago inexplicable de su líder, Santiago Abascal, de salirse del gobierno de Castilla y León y los otros cuatro autonómicos que mantiene con el PP si Feijóo y sus barones no se oponen a la acogida de menas. Castilla y León recibirá 21. Son los que ya anunció el ejecutivo de Alfonso Fernández Mañueco la semana pasada y los que están pactados con el gobierno de Sánchez desde hace más de un año. No es ningún ejercicio de altura política ni de responsabilidad para quien aspira a ser parte de un gobierno trasladar las tensiones que mantiene con el PP a los ámbitos autonómicos y locales, intentando desestabilizar un gobierno de dos que además afronta la recta final del mandato. En cualquier caso, Abascal sabrá si ha medido bien el órdago.

Mañueco, fiel a su estilo, eludió la provocación directa de Abascal. Esa la deja para los estrategas de Génova, que también tienen lo suyo. Pero advirtió que no está dispuesto a asumir órdagos sin sentido, y menos públicos. Es quien menos tiene que perder a estas alturas de la legislatura. Y lo sabe. Igual que lo sabe VOX en Castilla y León, donde la realidad es diversa, distinta y distante a Madrid. Un error interpretar Castilla y León desde claves madrileñas. Y ese puede ser el error de la cúpula de VOX en su asedio a Feijóo.

El PSOE observa. Se frota las manos ante la posibilidad de un segundo gobierno fallido de coalición de Mañueco. Aunque en este caso, la legislatura no sería fallida ni sería decisión del barón popular. En pocos años hemos visto en la política de Castilla y León lo que no se había visto en 36 años: coaliciones de gobierno y adelantos electorales. Nos falta por ver un final de mandato de uno de los socios en solitario. Mañueco está dispuesto y preparado. ¿Está dispuesto Abascal a dejar a los suyos a la intemperie y entrampados con la excusa repentina de los menas?

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