Diario de Castilla y León

Creado:

Actualizado:

De semana en semana, y de día en día, el «Lexit», que suena a laxante, se desinfla estrepitosamente. Esto se parece al perro goloso del bolero que baila mucho pero que no es conejero. Ya nadie se pregunta qué es eso del lexit, para qué sirve, y cuál la causa prima de su resurrección y muerte súbita. Si en la semana pasada se apearon del ensueño secesionista Zamora, Salamanca, y el Bierzo, el jueves -según contó este periódico- lo hacía, desde el majestuoso Elogio del horizonte de Chillida, la alcaldesa de Gijón: ya estamos bien hermanados con León y sus gentes, y «no es necesario buscar más líos».

Así que más claro agua: que corra el aire, que la UPL haga la revolución pendiente con Junqueras y con Puigdemont sin amnistías, y que el PSOE se aclare con sus propias contradicciones y con sus danas borrascosas de distracción masiva. La irrupción en el lexit del PSOE en Soria, no es más que la adhesión inquebrantable de un secretario provincial y diputado en Cortes como Luis Rey -un político de obediencia debida, convivida, «y enamorado de Soria»- con la portavoz federal, Esther Peña, por si las moscas, pues aquí -y dado que Tudanca es la mudez del pardal que ve de lejos las trampas-, el que se mueva no sale en la foto de las próximas elecciones generales.

De aquí que el señor Rey bascule como la romana del Burgo que tenía un fiel tan fino que siempre restaba los aliños. Rey dice que «no está a favor de abrir melones territoriales en ningún territorio», pero que el problema de Soria y el de León se llama «despoblación», y que la clave de una superpoblación milagrosa llegará en el momento que él lidere la política del cambio. Acabáramos. ¿A ton de qué ha esperado tantos años? ¡Ah!, que se lo pregunten a su «gran amigo» el alcalde de Soria.

tracking