Cerrar

Editorial

El empleo va como un cohete en Castilla y León, síntoma de salud

Un hombre saliendo de una oficina del ECYL. - E.M.

Creado:

Actualizado:

El empleo va como un cohete en Castilla y León. Los datos de mayo ponen a la comunidad a la cabeza del país en la bajada del paro en un inicio de verano que augura un crecimiento laboral sin precedentes desde que se registran datos. Seis provincias de Castilla y León (Soria, Ávila, Palencia, León, Segovia y Burgos) encabezan el ranking nacional. Las otras tres se encuentran también el vagón de cabeza. Datos incontestables en un panorama nacional de crecimiento que certifica que lo mejor que puede hacer la política es no obstaculizar al empresariado, que es el verdadero artífice de la creación de empleo.

En el ámbito regional, el PSOE de Tudanca debería celebrarlo. De la misma manera que debería hacerlo el PP de Feijóo en el ámbito nacional. Es otra de las rémoras de la política hispana, como ocurre con la educación y la sanidad, esa maldita manía de hacer política arrojadiza e incongruente con el empleo, que es lo que permite trazar proyectos de vida y comer a la gente. Tal vez algún día lo entiendan. Pero no será esta generación de políticos mediocres.

¿Si las comunidades autónomas que gobierna el PP van bien, como es posible que España, que es la suma de todas, vaya mal, a decir de Feijóo y sus adláteres? ¿Y cómo es posible que Castilla y León vaya tan mal a decir de la realidad paralela en la que vive Tudanca y su cada vez más menguada corte, ahora que le han visto las orejas al lobo de Ferraz? Vivir en realidades propias, que poco tienen que ver con las de la gente sólo conduce al declive propio. Y, en ambos casos, hay síntomas de vidas paralelas.

La creación de empleo es el mejor síntoma de una economía y una sociedad sana. Ahora sólo falta que los inútiles de la autoridad monetaria europea se decidan a bajar los tipos, para aliviar a los trabajadores de la sobrecarga que les han endosado en las hipotecas a costa de seguir enriqueciendo a los bancos como nunca. Ya ocurrió con la inflación, que empieza a desinflarse. Mientras las familias las pasaban canutas para llenar la nevera a fin de mes, las distribuidoras batían récord de beneficios. Pero la única ocurrencia de la impresentable necia de la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, fue aplicar fórmulas de hace cincuenta años. Y ahí sigue, en sus trece, con apenas retoques para que los bancos sigan haciéndose de oro, jaleada por el ex ministro español, Luis de Guindos, el autor del austericidio en tiempos de Rajoy. Precisamente por todas estas razones de la necedad de la política los datos del empleo son una bendición para Castilla y León, por mucho que le pese a Tudanca, que asiste a otro mes en el que no llega el apocalipsis a una tierra próspera.