Diario de Castilla y León

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Me sorprende que los disturbios masivos y descontrolados de Francia sean la feroz respuesta a la democracia y por esa razón tengo que pensar que los que se manifiestan porque sus conciudadanos han votado y han ejercido la libertad de votar, no son demócratas. Son individuos que piensan que la democracia solamente se sustenta en las posiciones que defienden.

Los miles de personas que protestan en Francia y destruyen escaparates, lo hacen porque no salió en las urnas lo que consideraban que debía de haber salido y eso debilita la posición de un Estado que desde hace siglos ha venido haciendo alarde de libertad, de igualdad y de fraternidad. Pero ¿qué es la libertad? ¿Qué es la democracia? Ha dicho el filósofo Daniel Innerarity aludiendo a Ulises y a sus acompañantes –cuando no querían ser arrastrados al abismo escuchando el canto de las sirenas– que en ocasiones hemos de atarnos a un mástil para respetar a los demás. Y también para no sucumbir en la hecatombe incierta de lo desconocido.

Porque siempre es necesario sentir la libertad de los que no piensan lo mismo que nosotros. Y, de paso, liberar a la política de la excesiva personalización y hoy en Francia y también en España ◘–sobre todo en España con el sanchismo– algunas ideologías se sustentan en la personalización excesiva. La democracia late en la pluralidad de pensamientos y en que las diferentes ideologías convivan en una estética plena que sepa creer firmemente en la convivencia. Cuando un grupo no cree en la convivencia la democracia cojea y testimonia todo lo contrario a lo que debería ser.

Pero a veces me pregunto ¿estará en peligro la democracia? En la obra titulada ‘Cómo mueren la democracias’ del que son autores Daniel Ziblantt y Steven Levitsky, dos politólogos de la Universidad de Harvard se analiza la polarización extrema y la lucha de los partidos que no son tolerantes con sus rivales y que utilizan tácticas menos democráticas para mantenerse en el poder y controlar todas las instituciones del Estado. La polarización de la política a través de los partidos que incitan a los ciudadanos para que se manifiesten - como sucede en Francia - avoca a que un país se debilite y a que no se acepten otros modos de pensar y por lo tanto de gobernar. Así es como se degradan los valores.

Hay comportamientos políticos que ponen en riesgo la democracia y el de organizar manifestaciones cuando tienen más votos los partidos a los que no hemos votado es muy significativo. Porque esos comportamientos debilitan las propias instituciones y propician la llegada de autócratas, como ya ha sucedido en algunos países.

Las protestas de Francia son un atentado contra las urnas y, por lo tanto, contra la democracia.

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