Diario de Castilla y León

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Pues ya está, una campaña más que se va al limbo. Mira, como la megafactoría de autobuses eléctricos de Switch en Valladolid, que va camino de dejar con cara de tontos a los vallisoletanos. La misma con la que hace años, muchos años, se quedaban los leoneses con la faraónica Biomédica.

Entonces, como ahora, también se colocaba con todos los fastos la primera piedra y se plantaba un árbol. Y entonces, y mucho me temo que como ahora, el árbol se secaba y la inversión se esfumaba. Por cierto, un consejo para el alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, con todo el cariño, cuando diga que él no hará anuncios de barro, en referencia a Switch, que no olvide que en ese anuncio de barro la Junta, con su presidente a la cabeza, firmaba un convenio de colaboración y participaba en los fastos de esa primera piedra. Insisto, con todo el cariño.

Claro que para barro el que se ha visto y se está viendo en la campaña electoral de las europeas que, por fin, toca a su final. Una campaña que es la demostración palpable de que Europa no le importa a nadie. Y menos que a nadie a los políticos, salvo a aquellos que desde el lunes sentarán sus reales posaderas en ese macroparlamento europeo para embolsarse 240.000 euros del ala al año. Y sin primera piedra.

Y no es que Europa no sea importante, que lo es porque de ahí emanan prácticamente todas la leyes y normas que hoy nos rigen. Los estados miembros se limitan sólo a su ejecución. Es que a los políticos no les importa un carajo. En esta campaña de las europeas que toca a su fin ha habido insultos, descalificaciones, ataques entre unos y otros y exabruptos, un sinfín de exabruptos. Tantos como cero propuestas.

El alquilado de Génova, hasta que su casera madrileña decida que aún le es útil, sólo busca salvarse porque ya sabe que otro revés como el de las generales y se ve en el AVE de vuelta a tierras gallegas. Y, enfrente, además de cogerle el gusto a las epístolas, sólo busca afianzar su gobierno. Después están los de la derecha extrema, que lo mismo se descuelgan con anunciar controles policiales por sorpresa a los inmigrantes, que más recuerdan a los tiempos en que esa policía iba de gris, que a llamar a expulsar a los moros. ¿Cuando haya una pelea entre españoles, católicos, apostólicos, romanos y taurinos como él también llamará a la expulsión? Qué desvergüenza.

Mientras, el domingo, de nuevo, se vuelven a colocar las urnas y serán los ciudadanos quienes con su voto, ese que algunos sólo consideran legítimo si ganan y gobiernan ellos, decidirán qué Europa quieren. Sí, Europa, porque estos señores políticos iba de Europa, por más que ustedes en esta campaña se hayan empeñado en lo contrario. Lo mejor es que por fin se puede entonar el campaña y se acabó.

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