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EDITORIAL

La sanidad organizada, francamente

El consejero de Sanidad Alejando Vázquez.Juan Lázaro ICAL

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EL CONSEJERO de Sanidad de Castilla y León ha puesto apelativo a lo que se avecina en los meses estivales en materia sanitaria. Un verano «francamente duro», ha certificado ayer Alejandro Vázquez que se nos viene encima tras la interterritorial sanitaria con el ministerio del ramo por la falta de profesionales para cubrir las vacaciones. ¿Qué ha hecho la Consejería de Sanidad y su innumerable nómina de altos cargos, gerentes y coordinadores para aliviar esa dureza? Debería empezar por ahí el consejero. La queja, el lamento y el victimismo no es argumento político de quienes están obligados a gestionar.

Le honra la sinceridad del augurio, pronunciado en vísperas de unas elecciones. Para que cada cual sepa a qué atenerse en las urnas del domingo. Pero el lamento ni nos sirve ni nos llega. Tras la sinceridad es el momento de la honestidad. La hora de la transparencia, esa que ha empezado a esfumarse de la consejería desde hace unos cuantos meses, bloqueando información en su portal o negándosela a los medios en una estrategia que no encaja con el carácter de Alejandro Vázquez, que siempre se ha mostrado enormemente colaborador a la hora de proporcionar la información pública que los ciudadanos tienen derecho a conocer y los medios de comunicación a comunicar, algo que forma parte del engranaje de la salud democrática de la sociedad de Castilla y León.

La consejería tiene la opción honesta de decirnos en qué se va a sustanciar ese «francamente duro» a efectos de servicios sanitarios. Es decir, esencialmente cuántos consultorios se van a cerrar por falta de sanitarios, y cuantas consultas e intervenciones quirúrgicas se van a aplazar y retrasar en el tiempo por el mismo motivo. Esa es la dureza que interpretamos del augurio del consejero. La otra opción es la opacidad y esconderse, que es lo que llevan tiempo haciendo muchos altos cargos de la consejería en una estrategia política completamente errática dirigida y organizada por quien no tiene competencias ni funciones para ello.

Pese a la carga de culpa que tiene el Ministerio de Sanidad y sus últimos inquilinos, incluida la actual, entregados a la desidia y la inacción, en la falta de médicos, como por ejemplo el caso de la nota de corte de los MIR, que deja a muchos varados mientras no se cubren las plazas, la consejería no está para echar balones fuera. Por ejemplo debería actualizar las bolsas de profesionales, que en enfermería datan de 2021. Deberían competir con mejores condiciones, como hacen otras comunidades que no van a tener un verano «francamente duro». Ydebería, fundamentalmente, aplicar organización. Organización en el reparto y distribución de profesionales, pero también en el modelo vacacional. Francamente, la consejería ha entrado en una dinámica con riesgo al caos. Yeso lo dicen las organizaciones profesionales. Francamente, pónganse manos a la obra, porque los contribuyentes no tenemos que soportar esa dureza por la pura desidia de quienes no han hecho su trabajo o de quien hace el que no le corresponde.