Diario de Castilla y León

Editorial

La realidad del vigor económico que dan los magníficos datos del empleo

Oficina del Ecyl. PHOTOGENIC

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La buena marcha del empleo en Castilla y León, con récord histórico de ocupados, como en el conjunto del país es un síntoma inequívoco de una economía sana pesa a haber sido azotada por crisis sanitarias y bélicas. Los datos del paro siguen certificando el buen ritmo de la economía. De la economía real. La de los ciudadanos que primordialmente necesitan un puesto de trabajo con el que construir proyectos de vida. Y esa buena marcha de la economía se suele deber esencialmente a que la acción política no entorpece o entorpece menos, que es su función esencial, pero también gracias a la salud empresarial y su confianza en el contexto. La inflación y los precios de las hipotecas azotan a las clases menos pudientes. Pero el empleo es el recurso más infalible contra las desviaciones y las dolencias de la economía, esas que sí dependen en gran medida de la acción política, y donde la acción política suele mostrar sus debilidades. Es tiempo más que suficiente para que la autoridad monetaria europea baje los tipos. Ya lo tenía que haber hecho. Pero lo acometerá, seguramente con más timidez de la que los subió mañana, en vísperas de las anodinas elecciones europeas que han conseguido no interesar a casi nadie. La abstención dictará sentencia. Y lo hace ahora para tratar de evidenciar la utilidad de unos verdaderos y auténticos inútiles de la economía, que siguen aplicando fórmulas de hace medio siglo a los problemas actuales. Y no han tenido más ocurrencia para frenar la inflación que acribillar subidas de tipos de las clases medias y bajas, subiéndoles las hipotecas de forma desmesurada.

Afortunadamente el apocalipsis de los agoreros sigue sin llegar al ámbito más social de la economía, que es el empleo. Y ese es el mejor síntoma, por mucho que se empeñe el consejero de Industria, Empleo y Comercio, Mariano Veganzones, en hacer piruetas de cifras e interpretaciones para atacar asuntos como la reforma laboral pronosticando que no es oro todo lo que reluce. De momento, reluce el empleo. Y vivimos de realidades, no de teorías. Mejor haría en acometer planes para salvar al comercio tradicional en nuestras calles, que es el sector que más sufre por la durísima competencia con las franquicias, internet y las grandes multinacionales. Algo más que soltar billetes a la patronal del comercio de Castilla y León que está dirigida por un verdadero incompetente, el soriano Adolfo Saiz, que tras hacer el ridículo con estridencias en la política municipal ahora se ha agarrado al chiringuito del departamento de Comercio de CEOE Castilla y Léon. El comercio más que nunca. Tampoco estaría mal que la consejería auditara esas subvenciones como hace con las de los sindicatos.

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