La purga, ministerial y orgánica
VOLVERÁ el de la guadaña de Moncloa antes de que empiece la siega, o a la par. Todo a cuenta de la cena de los tarambanas, de la que no ha habido muchos ecos por estos lares, pero sí comensales. La víspera del comité de aliento a un Sánchez que había sugerido que se iba para quedarse, no se les ocurrió otra cosa que acudir a la llamada de Lobato, el del PSOE Madrid, para repartirse la herencia. Tenían la insensata premonición de que Sánchez tomaba las de Villadiego hacia la comisión europea. Infelices. Ingenuos. Ya le conocen a Lobato por Juan Sin Miedo, Juan Sin Cargo ni Dios que lo Fundó. Juanín, el de la cena. Iban a montar una gestora para regir la sucesión de Pedro, que es como el perro del hortelano, que ni gobierna ni deja gobernar. Tal dentellada que le va a meter el perro al Lobato y sus lobeznos, que se van a escuchar los alaridos hasta en el consejo de ministros. Llegará, con el estío, el de la guadaña orgánica y la purga ministerial. Antes, las europeas. Después, hemorragia. Entre los tarambanas había algunos de aquí, y estaba Barbón, menudo barbo, el de Asturias, que no las cheira, y dejose llevar por Adriana Arrastra, mientras Sánchez andaba de cabeza con lo de la parienta. El otro día tuvo que dar cuentas de sus peripecias en el seno de la agrupación astur, por eso desistió de acudir a la escuela (de Tudanca) y los despachó con una telemática. Se desconoce el menú y el precio del cubierto, pero ya se sospecha la cena más cara de la historia de la política. A alguna le va a costar el ministerio. Lobato es un aficionado a la gastronomía conspiratoria. No va a quedar de él ni las raspas. Sánchez está que lo llevan los demonios ante semejante felonía y ha decido achicar el terreno de juego y el consejo ministerial. Su muy mejor amigo Óscar Puente medrará. Ana Redondo seguirá. La de Vivienda ya puede buscar alojamiento. Tórrido inicio de verano. Y, mientras, el forajido Puigdemont cosido al chantaje del que viven los delincuentes.