EL COMÚN DE LOS MORTALES
Pequeños nicolases
TODOS RECORDAMOS la figura de ese artista del engaño llamado Nicolás que llegó a viajar en coche oficial escoltado por la policía sin ningún cargo público y únicamente por su habilidad y caradura para tejer una compleja maraña de engaños, amistades, contactos, fotos y aprovechados. Un caso que llamó la atención de todos los informativos por los excesos de jeta, impunidad y supuesta credulidad pero ¿se trata de un caso aislado o merodean con frecuencia, en mayor o menor medida, este tipo de personajes los ámbitos de poder para sacar tajada económica.? ¿Cuántos pequeños Nicolases sobreviven a diario actualmente gracias a sus amistades y contactos políticos?
En Castilla y León no sería difícil citar algunos nombres de empresarios cuya trayectoria se ha basado fundamentalmente en amistades o supuestas amistades políticas que les han permitido crecer a través de contrataciones públicas que suponen la base y el sustento habitual de su actividad profesional. Pequeños Nicolases que manejan con habilidad sus amistades con cargos públicos sin que, en ocasiones, ni siquiera estos cargos lo sepan o intervengan en esas contrataciones realizadas, en muchos casos, con absoluta legalidad.
Por eso, en política es muy importante cuidar las amistades y, de alguna manera, debe ejercerse también una responsabilidad ‘in vigilando’ para elegir a los amigos y para que esos supuestos amigos no se hagan de oro a costa simplemente de una buena relación personal. Esa responsabilidad debe ejercerse con mayor cuidado en momentos de especial dificultad para que situaciones de emergencia tan terribles como una pandemia, no se conviertan en trampolines empresariales y oportunidades de forrarse para aprovechados sin escrúpulos en nombre de sus contactos personales. ¿Cómo es posible que personajes como el pequeño Nicolás, Koldo, Victor de Aldama o tantos otros hayan podido llegar a ejercer ese nivel de poder e influencia, no sólo para hacerse de oro, sino para evitar inspecciones fiscales, conseguir tratos de favor o tener pase vip con derecho a gin-tonic en los Ministerios? Algunos lo llaman capacidad de persuasión pero la mayoría lo percibimos como una caradura sin límites tan condenable para el que la ejerce como para el que la consiente.
Está bien rodearse de personas de confianza (que se lo digan a Óscar Puente) pero ojo con aquello de «los amigos de mis amigos son mis amigos» porque ese inocente estribillo puede acabar convirtiéndose en una cadena de corrupción más parecida a la mafia siciliana y al crimen organizado que a un simple abuso de confianza. Los pequeños Nicolases ya no son tan pequeños.