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CELEBRAMOS el día de Castilla y León y nos quedamos cortos. Por la cantidad de acontecimientos históricos y lugares conmemorativos que se extienden por toda nuestra geografía regional bien podrían celebrarse nueve días de Castilla y León. Uno por provincia. Es lo que tiene contar con la historia más rica de España en una región cuya historia es la historia del mundo, a pesar de que en la actualidad política no se incluya entre las denominadas «Comunidades históricas» para justificar privilegios políticos y fiscales. No obstante, hay que reconocer que el día de Castilla y León que celebramos el 23 de abril nunca ha despertado excesivo entusiasmo en la ciudadanía más allá de la vertiente vacacional de lo que suele ser un magnífico puente para viajar o descansar.

Pero al margen del aprovechamiento turístico, el 23 de abril pasa más o menos desapercibido para la mayoría de la sociedad que no asiste ni a la fiesta de Villalar, ni a la gala de los Premios de Castilla y León, que se han convertido en los máximos (y casi únicos) exponentes y escaparates de nuestra fiesta regional con un carácter mucho más político-mediático que social. De hecho, más allá de esa burbuja político-mediática que se retroalimenta, la mayoría de los castellanos y leoneses viven este 23 de abril con una cierta distancia probablemente marcada por ese escaso sentimiento regional que arrastra nuestra Comunidad desde su origen.

Siempre se ha dicho que los castellanos y leoneses se sienten mucho más segovianos, abulenses salmantinos, leoneses… que de Castilla y León. Y eso tiene reflejo también en las conmemoraciones y festividades. No podemos comparar las transcendencia social de los Sanjuanes en Soria, de las fiestas de San Pedro en Burgos o de San Antolín en Palencia con la fiesta de Villalar.

Pero más allá de esa preponderancia de las fiestas locales que, por otra parte, ocurre en toda España, esta situación ha originado en los últimos días una intensa polémica política sobre cuál debe ser y cómo celebrar el día de Castilla y León. Hay propuestas y fechas para todos los gustos por lo que no debe descartarse la opción de proponer nueve días de Castilla y León y dejarlo en manos de Yolanda Díaz para que lo incluya en su batería de medidas sociales al igual que la reducción de la jornada laboral o la semana laboral de cuatro días. Todo es posible.

¿No se trata de Sumar? Pues a sumar días festivos. Para eso contamos con un diálogo social que funciona como la seda. Y, si no, siempre se puede crear un observatorio, una comisión parlamentaria y hasta una mesa de trabajo. Lo tenemos hecho.