Pedro Viñarás vuelve al ruedo
VUELVE AL RUEDO Pedro Viñarás. Si es que alguna vez se había ido. No es que Mañueco lo rehabilite para el operativo orgánico, porque Viñarás siempre ha estado operativo trabajando para el PP de Castilla y León. De hecho no se podría comprender ni el devenir ni los éxitos ininterrumpidos de 38 años de gobiernos ininterrumpidos sin el que fuera el eterno gerente del PP autonómico, como le calificó Herrera en un ya lejano congreso en el Miguel Delibes de Valladolid. Pedro Viñarás sufrió en buena medida la calaña que ocupó las más nobles plantas de Génova en los tiempos efímeros de Pablo Casado. El maltrato al que lo sometieron los Pinzones, ordenados por Teo García Egea, entre escupitajo de hueso de aceituna , sólo es comparable al que infligieron al hoy alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero. Pero no sólo el tiempo pone a cada uno en su sitio, sino que, además, Dios castiga sin palo. Aquellos cuatreros han tenido literalmente que emigrar del país, alguno, o al borde de la cárcel otro, como el de Trujillo, condenado por golfadas en sus tiempos de alcalde. Alberto Casero, para más señas, que era el que maniobraba con torpeza y con la ayuda de unos cuantos elementos que hoy siguen besando por donde pasa Viñarás. Vienen las europeas y Mañueco quiere que la bandera del PP de Castilla y León siga ondeando alta en el PP nacional de Feijóo, como lo hizo en las últimas generales y municipales. Y ha colocado de jefe del operativo de campaña a quien seguramente más sabe de esto en el territorio, por conocimiento y por veteranía. Porque sabe del paisaje, pero más del paisanaje. Ha puesto al más leal funcionario que jamás ha pisado la sede de María de Molina al servicio de la maquinaria imbatible del PP en Castilla y León, ya fuera en tiempos de Lucas, de Herrera o de Mañueco. A Mañueco le honra la lealtad correspondida con quien sin ser nada en la Junta ha sido todo en el PP de Castilla y León.