De Gallardos y Pollanes
Alguien, seguramente con interés intestino, aspira a sembrar la cizaña en el seno de VOX en Castilla y León. Más concretamente entre el vicepresidente de la Junta y la segunda autoridad de la Comunidad, y entre sus presuntos partidarios. De Pollanes y Galardos, podría titularse el sainete periodístico digerido y dirigido desde la Corte, que es Madrid, que no es el cielo informativo ni nada que se le parezca. Cierto es que Carlos Pollán, el presidente del parlamento, leonés y antiguo cancerbero del Ademar, ha dejado de ser polluelo y ha empezado a batir las alas y las palabras. Del letargo inicial ha dado paso a una medida presencia pública con mensaje y contenido. Sosegado en las formas, pero audaz en el fondo. Suyo y de sus circunstancias fue el discurso que tanto soliviantó a parte de la oposición en el Día del Estatuto, por decir lo que había que decir y que otros habían dicho, incluso algún ex presidente socialista del Senado de origen burgalés venido a senador raso por orden y decisión de Pedro Sánchez. A nadie se le escapa que de unos meses a esta parte Pollán hace algo más que repostear los tuits del aparato. No tiene vida orgánica propia, pero sí mensaje propio. Todo muy calibrado y medido. Y en la otra parte de la misma moneda está Juan García Gallardo, con su ímpetu juvenil burgalés y su descaro descarnado. Alicatado. Sólo los ingenuos suponen improvisación en la maquinaria de VOX. El que improvisa acaba en la cuneta. En VOX nadie derrapa. Aquí no vale lo de mejor pedir perdón que pedir permiso. No hay perdón para los independientes. Con lo cual, dejen de hacer cábalas y cizañas, más allá de las envidias humanas de la política porque el próximo candidato de los de Abascal en Castilla y León será Gallardo. Lo contrario sería reconocer el fracaso del primer gobierno en el que participan. De Pollanes y Gallardos será la estrategia dual de VOX en esta precampaña constante hasta las autonómicas del año venidero.