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TODAVÍA perdura en mi mente el retrogusto de la lectura de la entrevista que se publicó en las páginas de EL MUNDO, casi a modo de mano a mano sui generis, en la que preguntaba Jorge Bustos y respondía Luis Arguello, arzobispo de Valladolid, y actual presidente de la Conferencia Episcopal Española. Un diálogo, permítaseme la expresión, divino de puro agnóstico. Trascendentemente laico. Entiéndase en el sentido más literal de no jugar con la fe, la teología ni la espiritualidad para salir indemne, con evasivas o respuestas ambiguas, de algunos de los atolladeros en los que, por propia desidia o por el devenir imprevisible de los acontecimientos, la Iglesia se encuentra varada.

Arguello, de palentina naturalidad y sencillez, al que conocí hace décadas, es un hombre del mundo, no un ser enclaustrado en dogmas y cánones. Es un hombre de su tiempo, sin ideología, o sin más ideología que la de perseguir el bien para la humanidad, a través del ejemplo de Jesús de Nazaret, resucitado hoy, por cierto, para la fe cristiana. Y, al menos, figura de excepcional y real humanismo para la ciencia, como por ejemplo la arqueología.

El caso es que ante las preguntas de Bustos sobre todo lo divino y lo humano, el nuevo presi de la CEE, Arguello, que se confesó forofo del Pucela y del Real Madrid, no echó balones fuera. Pederastia, partidos políticos, Sánchez… Y sobre cada tema puso, con responsabilidad y lenguaje directo, las cosas en su sitio. Sin duda, la honestidad ética –sustentada en los valores cristianos no biodegradables ni manipulados desde ópticas interesadas- y su formación como jurista, favorecen mucho una comunicación transparente.

Aprovechando la polémica, casi terremoto, suscitado en RTVE con motivo del intento de fichaje del tal Broncano, se me vino a la mente la idea de una entrevista de éste a Argüello. Con todas sus preguntas habituales, ya saben... Desde los sólidos cimientos de una personalidad equilibrada y nada dada a la performance, las respuestas serían gloriosas. Nadie ofende a un interlocutor seguro y consciente.

Aunque prácticamente no veo la tele (tampoco los documentales de La2, me anticipo a la sonrisa maligna del lectior), sí que vería esa entrevista. Incluso aunque fuera en Televisión ‘Espantosa’. Claro que, como he leído en jovial y aguda expresión, seguramente el programa habría pasado de llamarse La Resistencia a titularse La Hegemonía. Arguello, seguro, se convertiría en lo que no desea ser, pues no es la notoriedad frívola lo que busca; y Broncano pasaría su vía crucis. No creo que lo veamos. Una pena.