La simplicidad de Cendón
BRILLANTE SIMPLICIDAD. Con la que está cayendo, y algunos sin enterarse. El primero servidor, que en mi ignorancia –pido disculpas– no he sabido quién es cierto dirigente leonés hasta que el jueves pasado este diario –página 11– me aclaró las cosas. Se llama Javier Alfonso Cendón, y además de un buen currículum es sindicalista, Secretario General del PSOE en León, diputado nacional, y portavoz adjunto del Partido Socialista en el Congreso. Según leo, cuando alguien lo relacionó con el escándalo del Tito Berni, se mostró contundente y «anunció que emprendería acciones legales contra aquellos medios de comunicación que le identifiquen» con la trama. Me parece perfecto.
El señor Cendón, el segundo, tampoco se queda atrás. Según este mi periódico, don Javier le aprieta las tuercas al señor Tudanca y le pide que se espabile, que sea combativo en la defensa del Gobierno de Sánchez, «máxime cuando se hacen bien las cosas», y exhorta con énfasis a «todos los cargos públicos del PSOE y a la militancia» que hagan lo mismo, que sean «la correa de transmisión» por una razón tumbativa: «Trabajamos en lo que importa a la ciudadanía». ¡Y uno sin saberlo!
Me quedo de piedra. Cendón en gallego se identifica con la blancura y la brillantez. Pero por favor, señor Cendón, no pretenda meter a la ciudadanía en sus relatos de filandón. ¿Qué nos pide esta lumbrera que, al parecer, tiene tejado de vidrio y encima tira piedras al de su vecino? Pues que «empatiZemos» con esta simplicidad, con esta tomadura de pelo, y con esta broma de mal gusto: que la corrupción general y básica del sanchismo –sólo apta para ladrones, golpistas, independentistas y terroristas con derecho a amnistía–, sea nuestra brillante simplicidad. Estamos de enhorabuena.