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Como “San Manuel Bueno, mártir” hoy me siento huérfano de fe. Abandonado de ese don que, en muchas ocasiones, le es ajeno a uno o le viene de regalo. El que plantea dudas seculares que acotan y disipan pensamientos. Pero no me es ajeno cuando debato con lo que sustancia la vida que consolida al hombre que se teje con polvo de La Tierra, porque en su debilidad fue así fabricado. San Manuel Bueno vivió en esa substanciación que don Miguel de Unamuno frunció en su novela, en la que el protagonista era un cura descreído de la Diócesis de Astorga.

Es el “sino” latente en este tiempo oblicuo que neutraliza los cinismos que comparten, con nosotros, nuestros propios criterios, las largas y latentes tentaciones que nos hacen humanos y divinos, si es que fuimos creados a imagen y semejanza del propio Creador. Y así se va licuando nuestra propia conciencia y en ella nuestra historia, para que dentro de unos años no sepamos de dónde venimos ni a donde queríamos llegar.

Cuando analizo lo que sucede en nuestro entorno me doy cuenta de que la política y muchos políticos juegan un papel inherente que nos hace perder definitivamente la fe en todas y cada una de las parcelas que aquí se rememoran: creo menos en el hombre que se mira a sí mismo… El que vive muy cerca de “Los intereses creados” como los que don Jacinto Benavente esgrimió en los mundos dependientes. Los individuos que nos gobiernan nos acucian para que pensemos como ellos y para que en cada una de las convocatorias electorales les sigamos votando y así, de ese modo tan sencillo perpetuaremos su estatus, sus sueldos abultados y su gran jubilación. ¡Las farsas de la vida!

Hoy las noticias siguen recreando la farsa de Koldo García, el portero de puticlub que llegó a desempeñar altas responsabilidades para un gobierno irresponsable. En su equipo juegan otros que sucumben bajo la presidencia de Sánchez. Sánchez Sánchez… Sí hombre sí, el íntimo amigo del rey de Marruecos. El que anunció (¡Hay que joderse! Apriétense los cinturones) una inversión de 45.000 millones de euros para mejorar infraestructuras en Marruecos, sí, en Marruecos. Has leído bien. Con tu dinero, con el mío, con el del vecino del quinto que no llega a fin de mes, el del pensionista español que cobra 700 euros y no le dan para vivir, con el de Macario, el hortelano que las pasa putas porque se le heló todo lo que había plantado en un pequeño huerto…

Es la farsa de Francisca Armengol, Ábalos, Marlaska (el ministro que rasca) a Cerdán y a otros tantos que se retratarán. Ni los ripios malos sirven ya para cosa alguna, porque este país descafeinado solamente mima a Pere Aragonés, a Otegi y Puigdemont.