La CHD debería mirar hacia atrás, a los tiempos de Antonio Gato
PESE A HABER sido ampliamente vapuleada por las justificadas críticas, la Confederación Hidrográfica del Duero todavía no se ha enterado que es un organismo público que está para atender, servir y comprender a los ciudadanos. Pero sobre todo para que sus integrantes, en especial los directivos, cumplan con su trabajo, que es la custodia y la gestión de las aguas fluviales y sus consecuencias. Lo que no ha sido nunca, ni debe serlo, aunque algunos lo pretendan es un instrumento político en manos de quien gobierna en cada caso.
No deberían ni de tener el atrevimiento de ponerse a replicar a los alcaldes que han visto inundadas sus poblaciones ante la desidia de la CHD. Desidia confirmada y certificada. Todavía su presidenta ni ha pasado a conocer la situación de las riadas. Lo cual ya dice mucho de quien ostenta un cargo. Su obligación es ir a conocer sobre el terreno lo ocurrido y escuchar a quienes lo han padecido. Incluso escuchar lo que no te gusta. La anterior delegada del Gobierno, Virginia Barcones, no se lo hubiese pensado dos veces y habría ido a los lugares de las inundaciones. Así es como el cargo político de un organismo público empieza a justificar su razón de ser y su necesidad de existir.
Pero es que, además, lo ocurrido en Viana de Cega, cuyo alcalde, además de sufrir las riadas, ha tenido que soportar las arremetidas de arrogantes de la CHD, eso sí, sin dar la cara, siempre al amparo de comunicados con el sello del organismo, ha servido para sacar a la luz que los avisos no llegaron porque las estaciones medidoras no funcionan como deberían. En Viana ha quedado más que claro revisando los datos de la propia aplicación de CHD, tal y como ha desvelado el mandatario. A no ser que se hubiera producido un diluvio universal en el plazo de cuatro horas a la vista de que el caudal se triplicó repentinamente entre la estación medidora y Viana. CHD no lo ha negado. Se ha limitado a guardar silencio. Un silencio administrativo que culpabiliza a sus responsables por negligentes y además osados. Pónganse a trabajar de una vez por todas. Si no saben cómo hacerlo, pregunten a Antonio Gato, que aunque socialista reconocido y nombrado por un gobierno socialista, jamás actuó como comisario político del organismo de aguas. Y la CHD funcionaba. Y cuando algo fallaba no se arremetía contra el que sufría las consecuencias. Pónganse a trabajar. Ordenen limpiar los ríos. Revisen las estaciones medidoras y dejen de estar al chauchau contra los alcaldes. Y den respuesta a las peticiones de información en vez de aplicar el oscurantismo sectario. Los tiempos de Gato, cuando la CHD era útil.