El lujo charro de los consultorios
NOS HA SALIDO otro señoritingo elitista y clasista en el Colegio de Médicos de Salamanca. Un tal Santiago Santa Cruz Ruiz, resentido por no ser jefe de servicio, respira por la herida y no se le ocurre otra ocurrencia que suscribir por carta al consejero del ramo su deseo de que se cierren los consultorios rurales. El que viva en un pueblo que no se ponga enfermo y si se pone que vaya al ambulatorio más cercano, aunque esté a una hora y pico de camino. Dice el charro de la organización colegial que pastorea el irrepetible José Luis Díaz Villarig que no faltan médicos, que lo que sobran son consultorios y enfermos. Y que hay que vivir en las ciudades o pueblos grandes, que es donde tienen que estar las personas que quieran ir al doctor. Se puede ser más miserable, pero hay que aplicarse a fondo. ¿Alguien le dirá algo a éste? Alguna sociedad médica de esas, por ejemplo, que tanto se indigna porque el consejero haya tenido la osadía de poner médicos en los consultorios médicos de los pueblos para que haya consultas médicas, eso que tanto irrita al célebre Igea, que es el que marca la estrategia del PSOE de Tudanca. Hasta se pone en el escaño de al lado del procurador socialista interviniente para adoctrinarle sobre lo que tiene que decir. Dejando claro con ello dos cosas: Igea guía al PSOE y el procurador es un incompetente al que tienen que ponerle un ventrílocuo para que pronuncie. No estaría de más que Villarig pusiera orden en su chiringuito colegial. Porque al desvarío del de Salamanca le precede la atrocidad del de Burgos culpando a pacientes y sanitarios del desbarajuste del covid, o las triquiñuelas del de Valladolid para que un gerente hospitalario facturara ilegalmente por guardias prohibidas y prohibitivas. Al frente de la compañía hasta su muerte. Ya saben, ciudadanos del campo charro, el presidente médico colegial, el tal Santa Cruz Ruiz, no quiere que con sus impuestos tengan derecho a la sanidad universal, que eso es un lujo para la clase urbana.